A veces las relaciones que se prolongan en el tiempo se encuentran, de pronto, con un abrupto final. En otras ocasiones, vale decirlo, ese mismo final también llega pero la ruptura es mucho más armoniosa. Y ésta bien podría ser la relación de Juan Manuel Varas con Tomás de Rocamora, que arrancó allá por 2006 y acaba de terminar en este julio de 2021. Un romance de quince años que llega a su fin en los mejores términos.
Y fue el básquet el que los unió durante todo este tiempo y también el causante de la separación. Aunque sin engaños. Y tampoco porque se haya terminado el amor. Más bien porque ambos tomarán caminos distintos. Juan Manuel Varas, nacido en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, cumplió 36 años el pasado 4 de junio. Llegó a Rocamora en septiembre de 2006 para disputar la por entonces llamada Liga Nacional B; desde ahí comenzó a escribir su historia en el club.
Se mantuvo en el equipo que dirigía Mario Tucumano González hasta abril de 2007. Tras una breve despedida regresó para jugar la temporada 2008/2009 ya con el equipo dirigido por Martín Amden. La campaña se dio hasta los cuartos de final donde el Rojo perdió la serie ante Facundo de La Rioja. Aquél equipo, en su segunda parte, lo integró Leandro Palladino. Antes de iniciar la temporada 2009/10 surge su problema de salud (enfermedad de tiroides) y no integra el plantel.
“Los mejores recuerdos son el haber podido disfrutar de formar parte de varios equipos y poder hacer amistades dentro del ámbito laboral. Fue en el inicio del club dentro de la vieja Liga B y hay muchos viajes y partidos encima; recuerdo el viaje a Deportivo Roca en la primera temporada que nos permitió mantener la categoría. También tengo muy presente el poder haber compartido cancha con el Toro Palladino y disfrutarlo día a día; y los clásicos con Estudiantes de Concordia entre otros momentos como jugador”, recuerda hoy a horas de haber cerrado su última campaña.
En 2010 comenzó a dirigir en el Minibásquet y en 2013 dio el salto a las Intermedias con la obtención del Campeonato Argentino de Clubes U13 de ese año. A nivel provincial siempre alcanzó las finales con los equipos que dirigió –fue campeón Provincial U19 2015- y a nivel nacional clasificó en dos oportunidades el Hexagonal Final U19. “El paso por Intermedias lo tengo muy presente, fueron años de intentar ayudar a muchos chicos del club y también de competir sin ponernos límites”, revive.
“El momento más significativo fue cuando nos tocó ser locales en el Hexagonal Final U19 y poder disfrutar con nuestra gente todo el torneo, en el cual pudimos llegar a la final. Poder dirigir a cancha llena y que nuestros jugadores tengan tan presente al club y el equipo por sobre cualquier cosa fue uno de los grandes éxitos que tuve como DT”, asegura.
En la temporada 2013/2014 del TNA fue asistente de Martín Amden y desde las 14/15 continuó en el cargo pero con Cristian Santander como entrenador en Jefe. Fue asistente de Santander hasta diciembre de 2016 y lo reemplazó tras su salida. Desde la temporada 2017/18 está al frente del plantel de la Liga Argentina habiendo logrado la mejor campaña del club en la categoría durante la temporada 2018/19; llegando a cuartos de final de Conferencia y habiendo clasificado al Súper 4.
“El haber sido asistente de dos grandes entrenadores me hizo tener un constante aprendizaje en la profesión, ya que con su gentileza y lugar que me dieron, fui formando mi perfil como técnico profesional. Martín, muy estructurado y buscando optimizar recursos tácticos para la mejor performance defensiva de sus equipos. Cristian, con un estilo más ofensivo y un enfoque más específico en el básquet dinámico con mayores posesiones. Desde ese aprendizaje puedo decir que intenté tomar lo mejor de cada uno para poder implementarlo en mis equipos”, cuenta.
Como toda relación, también, ha tenido sus luces y sombras. “Han sido muchos años dentro de la institución, donde hemos pasado por muchas situaciones agradables y no tanto. Desde pelear campeonatos hasta luchar por no descender. Dentro de los puntos en contra puedo marcar que siempre uno aspira a mejorar la estructura y no siempre se puede cumplir; poder repetir jugadores de un año a otro, o poder lograr (a pesar de que fueron muchos) que más chicos de la institución sean representantes del equipo profesional”, pone hoy en la columna del debe.
Y en la del haber: “Dentro de lo positivo lo primero que pienso es el respeto que hemos tenido con toda la familia del club, que muchas veces pudieron ver en los equipos lo que un hincha desea del mismo; el haber compartido triunfos y ver cómo crecieron muchos chicos de la cantera que hoy son jugadores profesionales de básquet. Y el deporte para ellos ha sido de ayuda para su crecimiento personal”.
La temporada (atípica) 2021 fue la cuarta consecutiva como entrenador principal y también la última ya que su próximo destino será Argentino de Junín en la Liga Nacional. Y, antes de irse, deja un mensaje para la gente del Rojo. Su Rojo. “Para la gente del club lo primero que deseo decirle es que me hicieron sentir de la casa desde que llegué en 2006, que me trataron siempre con respeto y cariño; que fuimos juntos en todo este camino y que hoy nos separamos desde lo profesional. Pero, el afecto seguirá vigente y mi deseo es que el club pueda seguir creciendo; así como yo lo estoy haciendo en mi profesión”.
En poco más de un mes su nuevo destino ocupará una parte importante de su vida. Sin embargo, este romance de quince años con Rocamora promete seguir latente. Vivo, seguramente. A veces las relaciones llegan a un punto final pero tampoco siempre es definitivo. Quizá no sea un hasta siempre; sino un adiós. O, por qué no, un hasta pronto.
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