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Los caminos de Patrick Smith se unen en Parque Sur

La música y su voz lo ayudan por estas horas a templar la ansiedad. Los caminos de la vida le han puesto a Patrick Smith un nuevo desafío por delante, de esos que tiene varios. En los próximos días y a sus 28 años, saldrá por primera vez de su país, Estados Unidos, para jugar al básquetbol. Aquel niño nacido en Cheverly, Maryland, se convirtió en el primer extranjero del renovado plantel de Parque Sur que en los próximos días comenzará su preparación para la Liga Argentina.

(*) Por MARCELO SGALIA

 

Patrick Smith mira el pasaporte y prepara sus valijas. Cargará los buenos números de los últimos años en el básquetbol universitario del país del Norte y un MVP tras el título en la Región del Atlántico. Sabrá que ellos y ese liderazgo del equipo, los Mercyhurst Lakers, para la mejor temporada de la historia de esa escuela son la pieza fundamental de su próximo destino. Pero Patrick tiene bastante más que números para contar. Su amor y sus estudios de música, una impecable voz, las obras de teatro y la ópera, las aperturas cantando el himno de Estados Unidos en importantes citas del béisbol y el hóckey sobre hielo, cinco años en la Marina metido en un submarino y una vida, que hace apenas algunos años, estaba lejos del baloncesto.

En la secundaria Patrick Smith no jugó ni un segundo al básquet. Quizás ni siquiera imaginó que un día podía jugarlo. En marzo de este año fue la pieza fundamental para clasificar a su equipo, los Mercyhurst Lakers, a su primer Elite 8, en la segunda división universitaria de EEUU. Lo consiguieron tras ser campeones de la Región del Atlántico y con él recibiendo los honores del jugador más valioso.

Los portales de la NCAA hablaron de Patrick Smith tras ese título y también tras la eliminación de los Lakers, que casi logran la sorpresa en el DII Elite 8 de hombres. Se quedaron cortos, cayendo ante el invicto número 1 del noroeste del estado de Missouri por 55-51. Para Smith, fue su último partido con el uniforme de los Lakers. Ya había hecho historia en esa Universidad.

Números de su última temporada

En su última temporada, campeón de la Región Atlántica de la NCAA y con los honores del MVP, Patrick Smith jugó en 34 juegos, comenzó 33 de ellos, lideró al equipo con 147 rebotes ofensivos y 311 rebotes generales; promedió 9.4 puntos por juego; anotó 41 tiros de tres puntos; anotó 53 tiros libres; tuvo 51 asistencias, aportó 36 bloqueos y 48 robos. Terminó anotando en dos dígitos en 12 partidos.

Wayne Cavadi, periodista que cubrió todos los deportes de la División II para NCAA.com desde 2016, creyó en ese momento que “probablemente sea el último con una camiseta de baloncesto” para Patrick Smith. “No hay un contrato de la NBA en el futuro de Smith, y honestamente, probablemente él no lo aceptaría si lo hubiera en este momento. Juega baloncesto y lo domina”. El ya hombre de Maryland tenía por lo pronto otra cosa en mente, cuando Parque Sur y el básquetbol en la Argentina aún ni figuraban en su mente. Patrick se estrenaba en la Ópera, otra de sus pasiones. Le había llegado el otro momento que siempre soñó. Pero hay un camino previo hacia este lugar. Y es su particular historia de vida.

El autoproclamado nerd de la música, aquel que continuó con su carrera musical en la universidad junior a las afueras de Washington DC años atrás, recordó cuando tuvo que sacar su teclado y jugar durante un semestre con él en las estaciones de trenes de aquella ciudad para poder estudiar lo que le gustaba. El dinero se agotó y Smith se embarcó en su próxima aventura: se unió a la Marina, donde pasaría los próximos cinco años en un submarino. Ahí fue donde conoció a su compañero de cuarto, Enrico Poole, cuenta Cavadi. La música y la ópera debían esperar. Y al igual que el básquetbol, estaban sumergidos junto a él en el camarote de un submarino. Su destino pudo ser una Guerra, de esas que Estados Unidos muchos veces se ha inventado para sus negocios.

Lo que Patrick no sabía era que arriba de un submarino alguien te puede convencer de jugar al básquetbol por primera vez a tus 21 años. Y lo que sabía menos era que lo haría muy bien. Dijo Smith: “Todos los que no tienen 21 años en el ejército juegan videojuegos o van al gimnasio. No soy un jugador de video, así que Enrico –su compañero de cuarto en el submarino-, que era aficionado al baloncesto, me llevó al gimnasio. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que puede conectarte el baloncesto. Construyes amistades, relaciones y lazos que mucha gente no consigue a menos que hayas jugado baloncesto hasta este punto”.

Patrick Smith no sólo se convirtió en jugador de básquetbol, se transformó en uno bueno. Cada barco formó un equipo, se armó una Liga y la rompió. “Pedimos camisetas y salíamos a jugar en las ligas adultas locales”, le confesó Smith a Cavadi. “Fue entonces cuando mis compañeros de equipo me dijeron: ‘No puedes volver a alistarte, tienes que ir a jugar baloncesto’. Fueron las influencias las claves de mi búsqueda en esto”.

Smith se olvidó de la Marina, de los barcos, de los submarinos y de las guerras. Regresó a su hogar en Maryland, donde asistió a Montgomery College. En su primera temporada, ganó el campeonato JUCO de Maryland. El segundo año fue nombrado el jugador de Maryland JUCO del año. Luego vino Mercyhurst. Dos buenas temporadas, pero la última fue enorme: con título de la Región Atlántica y elegido como el MVP.

La vida le tenía guardada más sorpresas a Patrick. En su despedida de los Lakers declaró: “En este momento, mi objetivo final es enseñar música. Estoy feliz”. Llegó el papel principal en la ópera. Fue el protagonista de Don Pasquale, una ópera cómica, donde interpretó a un anciano que es engañado por su sobrino y amante.

Como si fuera poco, el 22 de mayo, Patrick Smith cantó el Himno Nacional en el Juego de los Orioles de Baltimore. Fue la primera vez que Smith lo hizo para un equipo deportivo profesional. Lo había hecho antes en el juego Women’s Ice Hockey a principios de esta temporada.

Y cuando la música volvió a atrapar esa potencia en una cancha de básquet, Patrick Smith le sumó otro inesperado desafío a su vida. Llegará al Puerto Viejo uruguayense, algo que nunca imaginó como tantas cosas en su vida. Como le diría Enrico, su amigo del submarino: “Patrick, debés seguir jugando al básquet”. En definitiva, el básquetbol y la música, pueden jugar en el mismo equipo en cualquier rincón del mundo.

En la música, en la ópera, en el básquet o en la marina; siempre hay que adaptar las velas a la fuerza del viento. Quizás Patrick Smith haya entendido eso con los años. Lo que no sabe y le contarán en un rato es que en el barrio que llaman República, la historia se escribió con carnaval, música y básquet.

(*) Prensa del club Parque Sur.

 

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