En su confesión, Sebastián Wagner aseguró que se turnó con su jefe, Néstor Pavón, para violar a la joven uruguayense.
Cuando la idea se les cruzó por la cabeza, ya nada los detuvo. Salieron de cacería por el centro de Gualeguay, después de una noche repleta de excesos. Eligieron a la víctima, la siguieron y la metieron en el auto. Entre los dos pudieron imponerse a la fuerte resistencia de la joven, ex campeona de gimnasia artística. La violaron por turnos en el camino al balneario Paso de Alonso, donde después aparecieron su ropa y una soga. La mataron y, entre los dos, ocultaron el cuerpo en el camino a Victoria.
Así fue como Sebastián Wagner (30), imputado como coautor del crimen de Micaela García (21), describió sus últimas horas, en aquella madrugada de horror del 1° de abril.
En la confesión que brindó el miércoles de la semana pasada en la cárcel de Federal (Entre Ríos) ante el fiscal Ignacio Telenta, el violador se limitó a hablar sobre lo que pasó esa noche. Dijo que consumió mucho alcohol y que estaba bajo los efectos de las drogas (se sabe que es adicto a la cocaína). Se quebró y en más de una oportunidad, lloró. Confesó haber abusado y asesinado a Micaela junto a Néstor Pavón (35), su jefe, dueño del lavadero de camiones y gomería ubicado en el cruce de las rutas 11 y 12, en Gualeguay. Aunque nadie en la sala se lo creyó, aseguró sentirse arrepentido y pidió disculpas a la familia de la víctima.
“El caso prácticamente está cerrado”, aseguró a Clarín el procurador general de Entre Ríos, Jorge Amílcar García. Y agregó: “Tenemos a los dos imputados principales como coautores del homicidio triplemente calificado y también tenemos a las personas que colaboraron en la fuga de Wagner de Gualeguay”.
Pavón, el otro acusado de ser coautor del crimen, será indagado hoy a la mañana en los tribunales de Gualeguaychú. En una entrevista previa a su detención por encubrimiento, ya había dicho que la madrugada en que mataron a Micaela estuvo con Wagner y que salieron juntos en su Renault 18 break. Claro que dijo haber estado con él hasta las 2.30 ó 3, mientras que el secuestro de la joven fue alrededor de las 5.30. En ese auto también ubicó a su propio hijo de 13 años quien -se supo luego- fue quien lo ayudó a lavar y aspirar el auto.
Los investigadores ya tienen probado que Pavón estuvo con Wagner antes y después del crimen, cuando ambos lavaron el auto. También, que el gomero conectó a su entonces empleado -quien estaba en libertad condicional por dos abusos previos- con el camionero que lo llevó a Campana y que se puso en contacto con su madre, Gabriela Wagner, y el concubino de ésta, el ex policía local Fabián Ehcosor (hoy detenido por encubrimiento). “La maniobra de ayudar y hacerlo desaparecer también es una prueba de autoría”, dijo el procurador.
“Pavon estuvo con él bebiendo y después en el hecho de ocultamiento del cuerpo. Es imposible que esto lo haya hecho una sola persona”, afirmó García. El cuerpo de Micaela apareció tirado abajo de un árbol. Quien lo haya depositado allí tuvo que caminar por lo menos 21 metros cargándolo desde un camino vecinal.
“El mismo secuestro implica la necesidad de dos personas. La víctima era estudiante de Educación Física. Es obra de dos, uno solo no hubiera podido con ella, además de todos los otros indicadores que tenemos”, afirmó el jefe de los fiscales de Entre Ríos.
Wagner contó que comenzaron a abusar de Micaela por turnos durante el trayecto hacia el lugar donde luego la mataron. En ese punto fue donde, después, aparecieron su short y una sandalia, camino al balneario Paso de Alonso, en la zona de Primera Sección Chacras. Su cuerpo fue hallado a dos kilómetros y medio de allí, en Estancia 6 Robles, camino a la localidad de Victoria. El acusado no quiso entrar en más detalles: dijo que por el estado en el que estaba no se acuerda de algunas cosas.
Sobre Wagner todavía pesa una condena a 9 años de prisión por dos casos de abuso en Concepción del Uruguay. Cuando violó y mató a Micaela estaba en libertad condicional, otorgada por el juez de Gualeguaychú Carlos Rossi. Estuvo acusado por un tercer abuso, pero zafó luego de incriminar a su hermano gemelo (nunca se pudo hacer el estudio de ADN para saber quién de los dos había sido). A pesar de aquel antecedente, en la Justicia entrerriana están convencidos de que esta vez dijo la verdad. “A diferencia del hecho anterior, en la actual confesión Wagner no le echa la culpa a otro. Dice: ‘Fui yo, pero no solo yo, fue también Pavón’. No hay una mentira para desligarse de la causa”, reveló el procurador García.
“Él admite su coautoría e introduce a quien nosotros teníamos marcado como colaborador. Nosotros ya le habíamos imputado el encubrimiento pero siempre consideramos que había estado antes y durante el hecho”, añadió. “Por supuesto que además hay otros elementos, como el hallazgo del cuerpo, las filmaciones, el lavado del auto y todas las maniobras llevadas adelante para encubrir la situación”, explicó García.
Tanto el procurador como el fiscal Telenta aún tienen la esperanza de poder realizar análisis genéticos sobre muestras halladas en el cuerpo.
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