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OPINIÓN

Los hombres que odian a las mujeres

El gobierno de Javier Milei anunció la intención de eliminar el agravante por femicidio del Código Penal, enmarcado en un paquete de medidas para eliminar los derechos conquistados por parte de los feminismos y colectivos LGBTIQ+. Lo que significaba una reparación para colectivos históricamente olvidados, para el siniestro gobierno nacional se resumen en “privilegios” que deben ser borrados del mapa.

Por CLARA CHAUVÍN de EL MIÉRCOLES

 

I. Andrea Danne tenía 19 años, vivía en la localidad de San José y estudiaba el profesorado de Psicología en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay. Dormía en su cuarto cuando en la madrugada del 16 de noviembre de 1986 su madre la encontró asesinada de una puñalada en el pecho. Muchas hipótesis se barajaron durante años pero el crimen nunca fue esclarecido. 

II. Flavia Schiavo tenía 21 años cuando fue hacer unos trámites en la mañana del 10 de junio de 1999 pero no regresó. Dos días después su cadáver mutilado fue encontrado cerca de la cancha de Atlético Uruguay. Su madre Élida Corazza murió en 2016 con la insoportable certeza de que jamás existió justicia por el asesinato de su hija y que los responsables caminaban libremente por la calle.

III. Chiara Paez desapareció el 9 de mayo de 2015 cuando tenía 14 años en la localidad de Rufino, al sur de Santa Fe. Esa noche unas amigas la esperaban pero la joven nunca llegó al encuentro. El cuerpo se encontró días después enterrado en la casa de los abuelos de su novio, Manuel Mansilla de 16 años, quien la había asesinado a golpes. En el momento del hallazgo, la familia estaba haciendo un asado en el mismo patio donde el cuerpo de la joven embarazada de tres meses yacía bajo tierra. La indignación ante el crimen impulsó la primera marcha Ni Una Menos el 3 de junio de ese mismo año. 

IV. Susana Benítez tenía 50 años y vivía en el barrio La Rural de Concepción del Uruguay. Tras sucesivos hechos de violencia, denunció a su ex marido, Ramón Osval Rossi, y contaba con una orden de restricción. El 31 de agosto de 2015, Rossi violó la perimetral y llegó a su casa para golpearla y estrangularla hasta la muerte. Luego del crimen, el hombre se suicidó. 

V. Micaela García era de Concepción del Uruguay, estudiaba el profesorado de Educación Física en Gualeguay y también militaba en el Movimiento Evita. Había salido al boliche pero no regresó a su casa en la madrugada del 2 de abril de 2017. Luego de una semana de búsqueda, su cuerpo fue encontrado en un descampado. Fue violada y asesinada por Sebastián Wagner, quien ya había sido condenado por dos violaciones pero estaba en libertad por decisión del juez Carlos Alfredo Rossi, magistrado que enfrentó un jury por su mal desempeño pero fue absuelto y continúa en funciones. Nestor Pavón, otro implicado en el femicidio, se encuentra en libertad. 

VI. Lucía “La Loba” Barrera era una mujer trans de 37 años, poeta y activista del colectivo LGBTIQ+ en Paraná. Había publicado un primer poemario titulado Rota y se preparaba para el lanzamiento de un nuevo libro. El 18 de julio de 2019 fue encontrada asesinada tras recibir 18 puñaladas. Hubo algunos sospechosos pero actualmente no existe ningún responsable acusado por el travesticidio. 

 

Enumero nombres e historias que se me van apareciendo rápidamente a la cabeza. Podría seguir: María Soledad Morales, Ángeles Rawson, Nora Dalmaso, Melina Paz, Diana Sacayán, Lucía Pérez, Johana Carranza.

Todas tienen un punto en común: mujeres y disidencias asesinadas por violencia machista, la gran mayoría casos sin esclarecer, archivados, olvidados. Mientras tanto, me entero con estupor que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, anuncia la intención del gobierno nacional de eliminar la figura de femicidio del Código Penal, usando argumentos de “la igualdad ante la ley” y “ninguna vida vale más que otra". También expresó de forma mentirosa que “el feminismo es una distorsión del concepto de igualdad que únicamente busca privilegios poniendo a una mitad de población en contra de la otra”.

En el caso de concretarse la eliminación de dicha normativa, los asesinatos por violencia machista se volverían a ubicar en el contexto de homicidio simple con penas máximas de hasta 25 años.

Fue en el año 2012 cuando se aprobó la Ley 26.791 que estableció en el inciso 11 del art. 80 del Código Penal la condena de prisión perpetua para quienes cometan el asesinato hacia una mujer y mediare violencia de género. Establecer esta figura para referirse a la más extrema consecuencia de la violencia misógina es una vía para comprender que los crímenes hacia mujeres y disidencias, que en la gran mayoría de los casos son perpetrados por varones, no son casos aislados o inexplicables sino que son el producto de un sistema estructural de opresión. 

En el caso de concretarse la eliminación de dicha normativa, los asesinatos por violencia machista se volverían a ubicar en el contexto de homicidio simple con penas máximas de hasta 25 años. Además, la intención de eliminar la figura de femicidio de la normativa nacional se enmarca en un gran paquete de medidas nucleadas en el proyecto titulado “Igualdad ante la ley” que se presentaría en la apertura de sesiones ordinarias el próximo 1º de marzo.

Este proyecto incluye también quitar la Ley de Cupo Trans, la Ley de Identidad de género, el cupo de representación de género en las listas electorales y el cupo laboral para personas con discapacidad. Todos estos avances en materia de derechos humanos que significaron una reparación para colectivos históricamente olvidados, para el siniestro gobierno nacional se resumen en “privilegios” que deben ser borrados del mapa.

De machos, cipayos y lamebotas 

El anuncio de Cúneo Libarona se da el día siguiente del infame discurso del presidente Javier Milei en el Foro Económico de Davos donde le declaró la guerra a lo que él mismo denomina como “cultura WOKE hegemónica” para así aprovechar a escupir una catarata de expresionistas machistas, homodiante, xenófobas, racistas y hasta negacionistas del cambio climático (*).

Previamente, el mandatario también fue noticia cuando disparó la amenaza “zurdos hijos de puta, tiemblen” en defensa a su amigo Elon Musk y el saludo nazi que realizó durante la asunción de Donald Trump en Estados Unidos.

Cuando el presidente habla de cultura woke, utiliza una vieja expresión que en la actualidad es tergiversada por la extrema derecha norteamericana. El verdadero origen del término se remonta a la década del ‘30 en Estados Unidos por parte de la comunidad afroamericana en su lucha por los derechos civiles. “Stay woke” (“mantente despierto”) era la expresión que alertaba a despertar frente al racismo estructural.

Con el paso de los años, dicha expresión también fue adoptada por la lucha de mujeres y disidencias. Con la reciente oleada neofasista global, varios de sus machos referentes de los poderes políticos y empresariales adoptaron esa palabra para estigmatizar y demonizar cualquier lucha apuntada a la ampliación de los derechos humanos y la justicia social. En ese sentido, el discurso anti woke fue la línea vertebral de la campaña electoral de Trump y clave para la “batalla cultural” que Milei se empeña en desatar. 

Claro que desde los feminismos y transfeminismo no hay sorpresa ante los descarados ataques de Milei ya que se están desencadenando todos esos peligros que ya se habían advertido. En varias oportunidades se dijo que el gobierno nacional “desconoce la violencia de género”.

Pero, por el contrario, creo que no existe tal desconocimiento. El presidente conoce la violencia de género y por eso la garantiza a través de la destrucción con motosierra de cualquier avance en materia de derechos. Por supuesto que reconoce la violencia a la cual mujeres y disidencias somos sometidas desde hace siglos, y la avala y promociona en cada una de sus acciones. Una especie de ignorancia consciente para así instalar una política de la venganza forjada como reacción ante la osadía de haber levantado la voz para denunciar el patriarcado destructivo de los lazos sociales. 

El deseo de alcanzar vidas dignas no puede ser un privilegio. 

* Las textuales de los dichos de Milei en Davos pueden googlearse ya que han aparecido en incontables cantidad de medios de comunicación. Este artículo no tiene la intención de también reproducirlas.

 

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