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Los otros nombres del Colegio (2da. nota)

En esta nueva nota rescatamos otros nombres valiosos que pasaron por la Histórica institución fundada por Urquiza. Son parte de una tradición diferente del Colegio, una particular corriente de voces distintas, disruptivas, novedosas, irreverentes, que atraviesa tres siglos y que (estamos seguros) sigue viva. Por eso vale la pena recordarlas. En esta ocasión recuperamos a Berta Lebedinsky, Bernardino Horne, David Efron, Silvio Frondizi y Arnaldo Calveyra.

 

Por AMÉRICO SCHVARTZMAN (Especial para EL MIÉRCOLES)

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Berta Lebedinsky, la primera farmacéutica entrerriana con título universitario

Berta fue una de las primeras mujeres egresadas del Histórico Colegio del Uruguay que continuaron sus estudios en universidades de la época. Había ingresado en 1902, con 16 años, al primer año del Colegio. Nacida en Rusia, en la localidad de Nicolaiev, el 14 de agosto de 1886, llegó a la Argentina con sus padres Leiba Lebedinsky y Celia Dorfman, y dos hermanas menores en 1894, estableciéndose en Colonia Clara, donde surgió años después la actual ciudad de Villa Clara. Fue uno de los núcleos más nutridos de inmigrantes judíos llegados a la zona de la mano de la JCA del Barón Hirsch.

Berta Lebedinsky.

Berta nació con una escoliosis vertebral que le formaba una giba, con lo cual era una niña de muy baja estatura, y que se destacaba por su notable inteligencia y un carisma natural. A sus padres les aconsejaron que continuara sus estudios y así llegó al Colegio. Berta debe haberse instalado en una pensión porque en esa época no había un establecimiento que albergara mujeres, en cambio los varones llegaban al internado de la Sociedad Educacionista «La Fraternidad». El investigador Celomar Argachá explica que no se sabe con certeza si Berta fue la primera alumna judía en lograr el título. Lo cierto es que al egresar del secundario, en 1906, solicitó una constancia de terminación de sus estudios, que llevó las firmas del rector Dermidio Carreño y del secretario José Scappatura, que en marzo de 1907 pidieron el ingreso de la talentosa joven a la Escuela de Farmacia anexa a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Nacimiento de Leonm, primer hijo de Berta.

En la documentación que presentó, se incluye un certificado analítico de las materias aprobadas en el Colegio y de la clasificación en cada una de ellas, además de un certificado con la firma del legendario médico Noé Yarcho, donde se hace constar que la joven «goza de perfecta salud» y una nota del vicerrector Juan José Millán, la que explica que la joven «cursó satisfactoriamente sus estudios y ha observado una conducta muy buena».

Probablemente el certificado médico parecía necesario dado el aspecto físico de Berta, cuya estatura era muy pequeña debido a su escoliosis, lo cual se aprecia en la imagen que compartimos, donde se la ve junto a sus compañeros de promoción.

 

Berta Lebedinsky con sus compañeros de la UBA.

El 11 de marzo de 1907 solicita por nota al Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, Dr. Eliseo Cantón, su inscripción «en el primer curso de la Escuela de Farmacia como alumna regular». La capacidad de Berta se verifica en que en abril de 1910, exactamente tres años lectivos más tarde, pidió al mismo funcionario que le indique «el tema sobre el que debe versar la memoria final», ya que había aprobado los exámenes correspondientes a los cuatro años de la Escuela de Farmacia. También se sabe que la primera egresada fue Elida Paso, pero no parece haber dudas de que Berta fue la primera farmacéutica entrerriana egresada de la UBA.

Regresó a Villa Clara, y al poco tiempo (en abril de 1913) se casó con Samuel Berlín, “idóneo de farmacia”, como se decía por entonces. Instaló la Farmacia «Del Pueblo», que brindó servicios durante años a pobladores y pacientes del Hospital del lugar. En 1922 regresó a Buenos Aires, pero en el interin habían nacido sus dos hijos, León y Bendita (asi llamada porque su parto fue muy dificil y su mamá Berta, al darla a luz, en 1917, dijo: "Si nace viva mi criatura, bendita sea"). En la capital de la Argentina Berta y su marido instalaron su farmacia en el barrio de Barracas.

Berta Lebedinsky con sus compañeros del Colegio.

Berta fue activa en la comunidad judía de su zona. Falleció en 1935, el 1º de marzo, joven aun, a los 48 años. Su hija Bendita se hizo muy conocida en la ancianidad, al iniciar una carrera como actriz después de presentarse en un casting. Mucha gente la recuerda por una publicidad televisiva muy exitosa en la que Bendita exclamaba «¡Déle una patada al balde!”.

 

Bernardino Horne y la reforma agraria

En 1916 egresó del Colegio del Uruguay un joven inquieto e inteligente, nacido en Colón y criado en la colonia San José, hijo de inmigrantes suizo franceses que participaron de la creación de esa colonia agrícola organizada por Alejo Peyret y considerada un modelo durante muchos años.

Algunas de las obras publicadas por Bernardino Horne.

Bernardino Cesáreo Horne Magnin se llamaba ese joven, que había nacido el 1 de noviembre de 1900 en la ciudad de Colón, Entre Ríos.

Bernardino cursó sus estudios universitarios en La Plata donde se graduó como abogado, profundizando en un aspecto de lo que sería su pasión toda su vida: la legislación agraria.

Bernardino Horne, fotografía publicada en la portada de la revista “Mayoría”.

Militante activo de la Unión Cívica Radical entrerriana, dos veces ejerció su representación como diputado nacional, la primera entre 1936 y 1940, y la segunda en 1942, pero no terminó su mandato por el golpe de estado del 4 de junio de 1943. También fue electo concejal en Concordia, donde vivió muchos años, en dos oportunidades, e incluso presidió ese cuerpo deliberativo.

Dentro del radicalismo fue muy activo. Fue uno de los impulsores del Movimiento de Intransigencia y Renovación de la UCR, corriente interna que además presidió, así como a la Juventud Radical de la provincia, y también fue convencional provincial y nacional.

Entre 1931 y 1935 el entonces gobernador radical Luis Etchevehere lo nombró ministro de Hacienda, Justicia e Instrucción Pública de Entre Ríos, donde desarrolló una notable labor: elaboró leyes agrarias de avanzada (primero en la provincia, la Ley de Transformación Agraria, y luego en la Nación), organizó el Banco de Entre Ríos para que apoyara a la pequeña producción rural y a las cooperativas, creó la Federación Entrerriana de Cooperativas.

Su pasión por la cuestión agraria lo transformó en una referencia en la materia, no solo en la Argentina sino también en el continente. Publicó varios libros sobre política agraria, así como otros trabajos de temática sociológica rural y alimentaria. Muchos de sus textos se publicaron fuera del país y fue asesor en experiencias de reforma agraria en el continente.

Impulsó, como diputado nacional, la ley de creación de Salto Grande con cuatro objetivos centrales: posibilitar la navegación del Uruguay río arriba; irrigar una extensa zona de buenas tierras para la agricultura, en todo el norte de Entre Ríos, carente de agua; regularizar el cauce del río y suprimir los efectos perjudiciales de las crecientes periódicas; y finalmente el cuarto objetivo apuntaba a tener una fuente de energía barata para desarrollar industrias en la región. Todos objetivos que Salto Grande nunca cumplió, al quedar en manos de los gobiernos porteños.

Horne fue presidente del Consejo Agrario Nacional y según recuerda Pedro Aguer, se destacaba por su oratoria sencilla y potente. “Los radicales conservadores no lo querían por sus ideas sobre reforma agraria”, añade Aguer. “Otros radicales lo acusaban de peronista porque Perón lo convocó para que lo asesorara sobre el trigo cuando la crisis del trigo candeal”. Sin embargo, entre 1958 y 1959 el presidente Arturo Frondizi lo designa secretario de Agricultura y Ganadería de la Nación. Pero la ley agraria que promovió Horne fue demasiado y causó su caída.

Horne fue un legítimo continuador del pensamiento y la acción de Alejo Peyret, a quien reivindicó en sus libros, y fue un potente impulsor del cooperativismo entrerriano, por cuya iniciativa se crearon numerosas entidades del sector. Otro aspecto casi olvidado es que fue un ardiente defensor de la unión económica y social de los países de América Latina. Decía: “Creo en el porvenir de este continente, siempre que sea forjado por sus pueblos. Estos países productores, deben reunirse para tratar sus problemas, que son propios, teniendo en cuenta, es claro, los de los demás. ¿Acaso no podrían, por ejemplo, comer pan bueno y barato los pueblos del Brasil, del Paraguay, del Perú, etc., ya que el trigo argentino se pudre en los graneros, porque no lo compran los viejos consumidores de Europa?”

Falleció tempranamente en 1965, y mucho después, en 2001, sus restos fueron trasladados al cementerio de Colón, donde se lo recuerda como “Centinela del Agro Argentino”. Fue eso y más: fue un patriota, que alentaba a la Argentina a “volver la vista a su interior, al pueblo y al de los otros países hermanos. De lo contrario seguiremos encadenados económica y políticamente a las viejas naciones que han dominado al mundo hasta ahora”.

David Efron, intelectual pionero

Nació el 1 de septiembre de 1904 en una de las colonias entrerrianas de la Jewish Colonization Association del Barón Hirsch. Su mamá era Sara Steinberg y su papá, Yedidio Efron, destacado protagonista educativo de los “gauchos judíos”.

David Efron.

David fue el mayor de cinco hijos del matrimonio, de los cuales la menor, Paloma, se convirtió con el tiempo en la cantante de jazz, periodista y pionera de radio y TV conocida como “Blackie”.

Comenzó sus estudios secundarios en el Colegio del Uruguay, pero en 1917 la familia se muda a Buenos Aires, porque su padre aceptó un cargo en instituciones educativas judías. En la capital siguió en el Colegio Nicolás Avellaneda.

En 1924 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y egresó cinco años después como doctor en Filosofía. De ideas progresistas, se sumó a la Juventud Radical y fue colaborador de Marcelo T. de Alvear.

El talento de David no pasó desapercibido para el entonces rector de la UBA, Ricardo Rojas, que le consiguió una beca para perfeccionarse en Europa. Uno de los objetivos de la beca era el estudio de la metapsíquica, un tema que se buscaba investigar con seriedad en la época (por eso se lo tiene como pionero en ese campo).

Los libros de David Efrón.

En Francia, Alemania e Inglaterra profundizó en psiquiatría, filosofía, psicología animal, parapsicología. En 1931 regresó al país y fue nombrado profesor del Instituto de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Pero la persecución a militantes radicales (tras el golpe de Estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen) lo obligó a viajar otra vez.

Llegó a Nueva York en 1933 y obtuvo becas que le permitieron seguir creciendo como investigador. Se unió al Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia, donde conoció a su director, el antropólogo Franz Boas. Bajo su dirección, se graduó como doctor en Ciencias Sociales con una tesis que se publicó en 1941, prologada por el propio Boas, y considerada un clásico de la semiótica moderna. Es un estudio sobre gestualidad en comunidades migrantes, que se publicó en inglés como Gesture and Environment y en español como Gesto, raza y cultura. Ese trabajo ayudó a desechar hipótesis racialistas y a mostrar la importancia de la cultura en formas de comunicación no verbal.

En 1942 se casó con Genevieve Shules y en 1948, instalados en Ginebra, nació Gabriela, su única hija.

Mientras estuvo en Nueva York, integró un importante centro de lucha antinazi, junto a figuras como Albert Einstein, Thomas Mann y Franz Boas. También formó parte del Comité de Lucha contra el Racismo y el Antisemitismo, que funcionaba en Argentina.

En 1942 fue designado investigador principal latinoamericano en la National Planning Association, donde realizó informes sobre sociedad y economia que fueron publicados en el libro Latin America in the Future World. En 1944 comenzó a trabajar en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) donde fue jefe del Servicio de Poblaciones Indígenas, supervisor del Programa Indigenista Andino y Consejero en diversas conferencias.

En 1966 David se jubiló y en 1969 regresó a la Argentina, instalándose en Buenos Aires, y publicó su única obra de ficción (Los pestíferos gerifaltes: Seis coloquios inverosímiles. Plus Ultra, 1973). Por la situación sociopolítica del país, regresó a Suiza donde falleció en Ginebra, el 28 de noviembre de 1981.

Dice Juan Gimeno, estudioso de la obra de David, que “fue un intelectual políglota —dominaba español, inglés, francés, alemán, italiano, idish, latín y griego antiguo— con vasto conocimiento universal y una cultura prodigiosa, pero sobre todo, un humanista preocupado por las cuestiones sociales y el destino del mundo, un ciudadano tolerante, progresista y solidario”.

 

Silvio Frondizi, el hermano marxista del Presidente

Silvio Frondizi nació en Paso de los Libres el 1º de enero de 1907. Fue un destacado abogado, defensor de presos políticos, docente universitario, filósofo, ensayista y activista marxista. Es considerado uno de los pensadores que dio origen a la nueva izquierda de los años sesenta en la Argentina y en América Latina.

Era el duodécimo de los catorce hijos de Julio Frondizi e Isabel Ercoli, dos inmigrantes italianos originarios de la región de Umbría. Su padre llegó al Litoral en 1890 como contratista de obras y constructor de puentes y caminos. Varios de los hermanos Frondizi nacieron en Paso de los Libres (Corrientes) y unos cuantos de ellos iniciaron sus estudios en el Colegio del Uruguay, ya que la familia se instaló en 1912 en La Histórica.

Silvio Frondizi.

Cinco de los hermanos (en orden, Julio, Ricardo, Américo, Arturo y Silvio) pasaron por el Colegio, pero en general solo se recuerda a Arturo, quien llegó a ser Presidente de la República en 1958. Sin embargo Silvio fue también una personalidad destacada, claro que en otros rumbos políticos y profesionales que su hermano jefe de Estado. También Risieri, otro de los hermanos (que no pasó por el Colegio del Uruguay) fue un destacado filósofo y rector de la UBA.

Los Frondizi se mudan a la Capital en 1923 y Silvio y Arturo terminan sus estudios secundarios en el Colegio Nacional “Mariano Moreno”, en Buenos Aires. Silvio, en 1927, entró a la Facultad de Derecho de la UBA, y al mismo tiempo estudiaba Historia en el Instituto Nacional del Profesorado.

Recorte diario Silvio Frondizi asesinado.

Tras el golpe de 1930, fue a la cárcel varios días junto a su hermano Arturo. Ya recibido (de abogado y de profesor de historia) se instaló en 1938 en la Universidad Nacional de Tucumán, donde da clases y publica su primer libro, sobre la filosofía de John Locke (1943). Ese mismo año el golpe militar interviene la Universidad, echan a Silvio y poco después se instaló en Buenos Aires, donde comparte estudio jurídico con su hermano Arturo y da clases en el Colegio Libre de Estudios Superiores. Sus ideas van cambiando y, crítico tanto del peronismo como de la “Unión Democrática”, publica el folleto La crisis política argentina. Ensayo de interpretación ideológica, donde empieza a mostrar su pensamiento marxista pero con puntos de vista originales.

En 1955, casi al final del primer peronismo, concluye su trabajo más ambicioso, los dos volúmenes de La realidad argentina y se nuclea en torno suyo el “Grupo Praxis”, (luego “Movimiento de Izquierda Revolucionaria”) una nueva generación de militantes que editan diferentes periódicos y desarrollan una amplia labor. Silvio viaja a Europa, donde da conferencias y luego a Cuba, invitado por el nuevo gobierno revolucionario. A su regreso publica La revolución cubana. Su significación histórica (1961) y apela a un discurso más popular. Como tantas otras fuerzas de izquierda, su grupo original se va fragmentando en varios.

Desde 1964 Silvio, sin grupo político, se concentra en su actividad docente en la UNLP y en la UBA. Después del golpe militar de 1966, se dedica a defender presos políticos y gremiales, y poco más tarde dirige el periódico Nuevo Hombre. Vuelve a padecer prisiones, amenazas y clausuras. En las elecciones de marzo de 1973 fue candidato extrapartidario a senador por el Frente de Izquierda Popular (FIP). Pero siempre sigue con su labor intelectual: estudia la tradición de luchas federales en Argentina. La autodeterminación de su pueblo (1973). Y en 1974 junto a Rodolfo Ortega Peña, Alicia Eguren y otras figuras, integra el Frente Antimperialista por el Socialismo (FAS).

Dedicado a la defensa de presos políticos y gremiales, en 1974 viaja a Catamarca para investigar el fusilamiento de un grupo de militantes del ERP que habÍan sido detenidos y denuncia que los torturaron y fusilaron. El 30 de agosto de ese año una bomba estalla en su estudio jurídico de calle Lavalle. El 27 de setiembre Silvio es secuestrado de su domicilio de la calle Cangallo por un grupo de tareas de la Triple A, episodio donde muere su yerno Luis Mendiburu, que intenta evitar el secuestro. El cuerpo acribillado de Silvio Frondizi apareció horas más tarde en los bosques de Ezeiza. Su esposa, Pura Campos, y sus dos hijos, Isabel y Julio, se exilian desde entonces en Italia.

Algunos de los libros de Silvio Frondizi.

Autor de más de quince obras, Silvio Frondizi es hoy estudiado por investigadores como Horacio Tarcus, quien sostiene sobre los hermanos Frondizi, que si Arturo fue el político y Risieri el académico, Silvio constituyó en cambio el intelectual en sentido pleno del término.

Arnaldo Calveyra, una de las voces más originales de la literatura en lengua española

Nació en Mansilla, departamento Tala, en Entre Ríos, el 23 de febrero de 1929. Hijo menor de nueve hermanos, pasa su primera infancia en el campo, donde su papá, Luis, es agricultor y su madre, Jerónima Pereyra, maestra.

Arnaldo Calveyra.

Es probable que Arnaldo Calveyra sea el egresado más ilustre del Colegio del Uruguay, aunque (creemos) hasta ahora nadie le ha dado este título. Poeta, novelista y dramaturgo (aunque los estudiosos dicen que todo lo que escribió, atravesando cualquier género, fue poesía, y poesía deslumbrante). Se instaló en París desde 1960 y allí murió, si bien regresaba a menudo al país y a su provincia natal (“viajo a Entre Ríos para desovar”, dijo en una entrevista). De enorme prestigio en especial entre escritores, y de mucho más prestigio que popularidad, Calveyra recibió destacados reconocimientos, y entre otros fue condecorado por el gobierno francés con la Ordre des Arts et des Lettres.

“Todo lo que escribió demanda en realidad una lectura poética”, dice Pablo Gianera. “Calveyra inventó una sintaxis, le hizo decir a la lengua cosas que la lengua no estaba preparada para decir”. La escritora italiana Cristina Campo observó que la poesía de Calveyra “transforma en felicidad todo lo que toca".

En 1943 ingresó al Colegio del Uruguay, y a La Fraternidad. Fue en el Colegio donde comenzó a realizar sus primeras representaciones teatrales y a escribir sus propios trabajos, aunque ya a los 9 años había dado forma a una comedia. También en el Colegio conoció a Carlos Mastronardi, quien fue muy importante para su crecimiento como poeta.

Dos jóvenes amigos: Arnaldo Calveyra y Julio Cortázar.

En una entrevista en 2005, Calveyra recordó que al concluir sus estudios secundarios escribió (y publicó) “una novela muy mala, Ha nacido un hombre, sobre el colegio de Concepción del Uruguay donde había estudiado”. “De ahí comencé a trabajar en pésimos poemas que se los di a Carlos Mastronardi en 1949. El aceptó ser mi maestro, mi profesor y poco a poco las cosas se fueron decantando”. Ese año, cuenta Mario Daniel Villagra, “se celebra el centenario del Colegio del Uruguay y un grupo importante de ex alumnos antiperonistas decidieron no entrar al Colegio como protesta”. Hicieron un acto en el cine Rocamora, donde Mastronardi y Calveyra tuvieron su primer encuentro personal.

En 1950 empieza a cursar la carrera de Letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata, y poco después, en 1956, la ahora legendaria revista Sur le publica poemas y relatos. En 1959 se publica su primera obra de teatro El diputado está triste y su primer libro de poemas, Cartas para que la alegría, un librito tan pequeño como notable, donde “lo que quise hacer fue recuperar el lenguaje coloquial de la gente de campo”, diría mucho después, con modestia sincera: “Yo no inventé nada, la gente hablaba así de una manera cifrada”.

Pero Calveyra reconocía otra influencia literaria muy importante: al llegar a La Plata lo primero que compró fue la obra completa de Romain Rolland. “No se olviden que yo venía de Concepción del Uruguay y allí había una biblioteca anarquista que se llamaba El Despertar del Obrero. Me interesaba lo musical, pero más lo anarquista. Aunque iba todo junto”, contó mucho después.

Arnaldo obtuvo una beca por intermedio de Gaëtan Picon, lo que le permitió instalarse en París en 1960, y allí conoció y trabajó junto a Julio Cortázar (con quien trabó amistad), Alejandra Pizarnik, Claude Roy, Cristina Campo y Laure Bataillon (su primera traductora al francés), entre otras figuras. En 1968, Calveyra se casó con Monique Tur con quien tuvo dos hijos, Beltrán y Eva.

Trabajó en Londres con Peter Brook y publicó sus obras en la editorial Actes-Sud.

Dueño de una vasta obra, la integran poemarios como Cartas para que la alegría, Iguana, iguana, Diario del fumigador de guardia, Maizal del gregoriano, y Libro de las mariposas, novelas como La cama de Aurelia, ensayos como Si la argentina fuera una novela y El caballo blanco de Mozart, obras de teatro como El diputado está triste, Moctezuma y Cartas de Mozart y los cuentos de El origen de la luz.

Portada de algunas de las obras de Arnaldo Calveyra.

Una curiosidad que marca la potencia de la poesía en la obra de Calveyra es el hecho de que, como dice Pablo Gianera, “puede desentenderse del verso y devanarse en prosas breves, frases rítmicas, versículos engarzados por variaciones episódicas que deparan un efecto de animación suspendida”. Quizás por eso lo que para algunos son poemas, para otros es novela y para otros es ensayo pero siempre, todo, es poesía.

“Todos mis libros son un solo libro, pero desde distintos costados. Excavo en el mismo lugar un poco más hondo cada vez, y trato de que sean mejores variaciones. Los temas, por razones de nacimiento, son Entre Ríos y el campo, pero eso es la superficie de las cosas, una marca de origen”, dijo en una entrevista. En uno de esos textos bellísimos, donde evoca un sueño, se entrevé el patio de una escuela entrerriana, mezclado con los juegos infantiles y la presencia de la frase emblemática del Colegio, con un Urquiza shakesperiano:

“Retumbaban nuestras voces hacia el fulgor de remos en el pasar azul. Y de nuevo era en el patio que estrellaba naranja en instante de cascotazo entero sobre cachurra monta la burra y el finado Urquiza como el ánima del rey del Hamlet les arengaba in hoc signo vinces en la respuesta agorrionada. Yo hubiera querido esa poca luz pasando a la altura de los ojos”.

Calveyra murió en la capital francesa el 16 de enero de 2015. Su poesía reunida fue editada por Adriana Hidalgo en 2008, y la UNER editó toda su creación teatral en 2012. En 2017 aparece su primer libro póstumo (Diario francés 1959-1960, Ed.Adriana Hidalgo) un nuevo experimento estilístico donde, tras las diferentes entradas, Calveyra integra todos los géneros por él cultivados; aquí se dirige a los estudiantes del Colegio:
"Quisiera decirles a esos estudiantes del Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, que me preguntaban por la vida y por la muerte, por Rousseau y por el amor, que está el país, y que está el mundo, el mundo no para huir del país sino para entrar definitivamente en él: nunca me interesé tanto por la América precolombina como aquí".

Dijo en una entrevista: “No me fui en verdad, entre vos y yo, no me fui. Me fui para tener tiempo para escribir. Pero no importa cuánto hace que me fui. Es un solo día para mí, en ese caso es un solo día”.

El escritor Mario Daniel Villagra realizó un documental sobre Calveyra, que fue presentado en nuestra ciudad pocos años atrás (ver enlace).

 

 

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Para elaborar esta nota se utilizaron fuentes como:

Sobre Berta Lebedinsky: el trabajo de Celomar Argachá, Presencia Judía en el entrerriano Colegio del Uruguay: 1892-1942 (edición del autor, 2011); la entrada en Wikipedia sobre Bendita Berlín; el programa “Juventud acumulada” de la TV Pública, 7 de agosto de 2017; la publicación Ex Alumnos del Colegio del Uruguay, editada en el 75º aniversario; y el sitio https://www.familysearch.org.

Sobre David Efrón: el artículo de Juan Gimeno, “David Efrón, el pionero olvidado”, publicado en el E-Boletín Psi (2017), el libro de Hinde Pomeraniec, Blackie, una voz insumisa (Gourmet Musical, 2023); entrada en Wikipedia sobre David Efrón.

Sobre Bernardino Horne: su entrada en el libro Quién es quién en la Argentina. Biografías contemporáneas, de editora Guillermo Kraft, 1955; la nota de Tirso Fiorotto “Memorias de costa a costa sobre el agrarista Bernardino Horne”, publicada en diario Uno el 4 de julio de 2020; el sitio “Efemérides radicales”, en la entrada sobre Horne; el trabajo de Elbio Woeffray, Entre Ríos, el Estado al que le robaron la luz (2023); y del propio Horne, el articulo “La Agricultura y la Economía en el Continente Americano”, en Revista de Problemas Argentinos y Americanos; no. 2, (UNLP, 1943) y su libro Un ensayo social agrario: la colonia San José, Entre Ríos, 1857-1957 (Leviatán, 1957).

Sobre Silvio Frondizi: la entrada a su nombre en el Diccionario biográfico de las izquierdas latinoamericanas (Emecé, 2007), compilador por Horacio Tarcus; del mismo autor, Silvio Frondizi y Milcíades Peña. el marxismo olvidado en la Argentina (El Cielo por Asalto, 2005); el ensayo de Santiago Stavale (2021) “Un ‘hombre-partido’ : un recorrido por el marxismo e itinerario militante de Silvio Frondizi”, en Escripta (UNLP), y de Samuel Amaral, “Silvio Frondizi y el surgimiento de la nueva izquierda” (CEMA).

Sobre Arnaldo Calveyra: El prólogo y la cronología de Pablo Gianera y Daniel Samoilovich en Poesía reunida de Arnaldo Calveyra (Adriana Hidalgo Editora, 2008); también las entrevistas de Adriana Riera, de María Malusardi, de Marcelo Massarino y de Mónica Borgogno. Asimismo, la nota “Cuerpo y escritura en Arnaldo Calveyra”, de Mario Daniel Villagra, en El Miércoles. Del mismo autor, el documental Arnaldo Calveyra. Tras sus huellas. Sur ses traces (2020).

Agradezco a Mario Daniel Villagra, el haber revisado y corregido el texto sobre Calveyra; y a Jorge G. Villanova, los textos sobre Bernardino Horne y Silvio Frondizi.

 

 

 

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