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OPINIÓN

"Macondo Arg."

"En Argentina, se ha criticado a las élites gobernantes por estar mayormente desconectadas de la realidad del pueblo. Esto ocurre porque hay una marcada distancia entre la gente y la dirigencia y viceversa. En estos primeros 20 años del Siglo XXI hay una sociedad vaciada de política y una política vaciada de sociedad cada vez más. Falta mayor cercanía, lo que se traduce en una franca caída en el vínculo entre los representantes y representados", reflexiona el dirigente uruguayense en este artículo de opinión.

 

Por JUAN MARTÍN GARAY (*)

 

En la plataforma audiovisual Netflix se ha estrenado recientemente la serie “Cien años de soledad”, basada en el exitoso libro que escribió Gabriel García Márquez en 1967. La historia transcurre en el mítico pueblo imaginado por el “Gabo”, al que llamó Macondo. Allí transcurre la vida de siete generaciones de la familia Buendía, quienes junto a los pueblerinos se enfrentan de manera constante a la maldición, el olvido, al inevitable pasado y al porvenir de su destino. Algo muy parecido a lo que nos ocurre como Pueblo argentino.

Atento a la realidad de nuestro país, “la de ayer, la de hoy y la de mañana”, bien podemos hacer un ejercicio comparativo de la decadencia por la que atraviesa Macondo en su devenir y desarrollo, encontrando una clara similitud y paralelismo con la crisis y decadencia institucional que nos atraviesa, la que por supuesto no nació “fruto de un repollo” este año pero que sí se ha profundizado aún más.

Similitudes y paralelismos

La mayor similitud que se puede establecer entre la decadencia de Macondo y nuestra crisis es la falta de conexión entre las élites gobernantes y la población en general. En la novela, los Buendía, que son la familia fundadora de Macondo, se aíslan cada vez más de la realidad del pueblo y se enfocan en sus propias obsesiones y ambiciones. Esto lleva a una desconexión entre la familia gobernante y la población, lo que a su vez contribuye a una inevitable decadencia de Macondo.

De manera similar, en Argentina, se ha criticado a las élites gobernantes por estar mayormente desconectadas de la realidad del pueblo. Esto ocurre porque hay una marcada distancia entre la gente y la dirigencia y viceversa. En estos primeros 20 años del Siglo XXI hay una sociedad vaciada de política y una política vaciada de sociedad cada vez más. Falta mayor cercanía, lo que se traduce en una franca caída en el vínculo entre los representantes y representados.

La corrupción, el nepotismo y la falta de transparencia han llevado a una pérdida de confianza en las instituciones y en los líderes políticos en estos tiempos donde todavía hay una crisis de representatividad que sigue sin resolverse, y por el contrario se profundiza cada vez más. Ocurre que problemas como la corrupción en el ámbito público y privado generan daños muchas veces irreparables, que tienen que ver no sólo con el delito de cohecho en sí, sino con el mensaje que ese accionar transmite a la sociedad en su conjunto.

Además, nuestra economía ha sido caracterizada por una gran desigualdad, con un pequeño círculo elitista (el poder real que está “detrás del trono”) que controla la mayor parte de la riqueza. Los comportamientos cíclicos económicos han llevado a una situación en la que la mayoría de la población se siente marginada y excluida de las decisiones que afectan su vida.

Otro paralelismo que se puede establecer es la importancia de la memoria y la historia en la construcción de la identidad de un pueblo. En “Cien años de soledad”, la memoria y la historia de Macondo son fundamentales para entender la decadencia del pueblo. Ocurre que este Best Seller de García Márquez es una especie de crónica de la historia de Macondo, y a través de ella se exploran temas como la memoria, la historia y la identidad.

De manera similar, en Argentina, la memoria y la historia han sido fundamentales en la construcción de la identidad del pueblo. Por eso, memoria, verdad y justicia deberían ser siempre un faro para las actuales y próximas generaciones, incluso sumando la breve historia reciente. Pero no siempre lo ha sido, porque nuestra historia ha sido marcada por períodos de dictadura, represión y violencia, como así también de “primavera democrática”, y la memoria de estos eventos ha sido fundamental en la lucha por la justicia y la verdad. La memoria que trasciende al olvido y la historia que se analiza contextualizada son fundamentales para entender la identidad de un pueblo, su desarrollo y devenir.

Best Seller

En ambos casos, tanto Macondo como Argentina comparten similitudes y paralelismos en términos políticos y sociales muy marcados. En Macondo la grandeza y la decadencia coexisten; hay una incapacidad de los Buendía de trabajar juntos para un propósito común. En esa sociedad el poder mal manejado los conduce a la tragedia como consecuencia de no aprender de sus errores ni valorar sus raíces, lo que los condena inevitablemente a desaparecer. En nuestro país también, ocurre que a veces realidad necesita una cuota de ficción que la explique.

De manera similar a Macondo, Argentina ha experimentado períodos de crecimiento económico pero estos han sido seguidos de crisis y decadencia. La desigualdad y la corrupción han sido factores clave en la crisis actual y nos han llevado a una disminución en la calidad de vida de muchos argentinos. En ambos casos pesó fuerte la falta de planificación a largo plazo y el sostenimiento de esos objetivos en el tiempo.

En síntesis, Macondo es un reflejo de lo que somos como argentinos. Tenemos nuestros propios ciclos de errores, ignoramos muchas veces nuestras raíces y no damos valor a nuestros lazos de pertenencia solidaria a la comunidad, perdiéndonos en ciclos que nos alejan de lo esencial, en vez de fortalecernos. Ambas sociedades, la del libro y la nuestra, están condicionadas por la falta de conexión entre las élites gobernantes y la población en general, por la poca importancia muchas veces dada a la memoria y a la historia en la construcción permanente de identidad, fundamentalmente en la necesidad de construir un futuro más justo y equitativo.

En Macondo todo es posible, en Argentina también. Por eso, dejemos de transitar nuestra senda en la soledad, enfrentando casi de manera constante nuestra propia maldición, condenando al olvido todo lo que nos hizo bien y sosteniendo lo que nos hace mal. Dejemos de recordar lo inevitable del pasado frustrando el porvenir de nuestro propio destino.

Pensemos que sólo nosotros somos los artífices de lo que está y lo que viene, pero jamás seamos para bien o para mal instrumentos de la ambición de otros. Que “Cien años de soledad” se conviertan en “muchos años de Comunidad”. Escribamos nuestra propia historia, que sea Best Seller y con final feliz. Lo nuestro es la gente, no lo olvidemos.

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Congresal Provincial PJ ER. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-

 

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