BNA
Inicio » Entrevistas » “No estamos preparados para una agricultura sin agroquímicos”
ENTREVISTA A MARIO LÓPEZ

“No estamos preparados para una agricultura sin agroquímicos”

Aunque reconoce la gravedad de los problemas, el dirigente de UATRE, en un mano a mano con El Miércoles Digital dice que no es conveniente prohibir el uso total de agroquímicos porque las consecuencias económicas “serían desastrosas”, aunque también asegura que con este modelo de producción “no podemos seguir, ya vemos adónde nos está llevando. Nos vamos a matar entre nosotros”. Cuestiona la siembra directa y dice que los insecticidas son peores que el herbicida glifosato, aunque no lo minimiza “porque es veneno”. Apunta a la educación rural y a educar a los trabajadores ante el problema que es ocasionado por “empresas que manejan el país”. Además pide sanciones más duras para los fumigadores que no respeten la legislación.

 

Por JORGE RUBÉN DÍAZ

 

Los cuestionamientos de diferentes organizaciones ambientales y de la sociedad civil sobre el uso de los agroquímicos o agrotóxicos, depende de quien lo diga, van en ascenso.  A ese escenario la nafta que echó al fuego el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, con sus declaraciones minimizando el impacto de sus usos, lo hace arder con más fuerzas.

Las consecuencias de fumigaciones en establecimientos educativos rurales como a sus poblaciones más cercanas ya son evidentes, pero ahora algunos ecologistas alertan que el radio de consecuencias llega a las grandes urbes, y que de nada sirven las legislaciones aisladas de los municipios porque no influyen sobre la expansión del veneno en el aire a través del viento, que desconoce de manera anárquica la implementaciones de ordenanzas municipales que prohíben el uso del glifosato en áreas urbanas o suburbanas.

 

EL USO DE AGROQUÍMICOS: LAS PERSONAS QUE LOS MANIPULAN

Las primeras personas que intervienen en contacto directo con la manipulación de los venenos son los fumigadores, constituyen el primer eslabón de la cadena. Ellos “riegan” las sustancias en los campos para liquidar las especies que atacan a los sembrados, montados en máquinas –llamadas popularmente “mosquitos”, o en algunos casos en aviones.

Mario López, es el secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores del departamento Uruguay, (Uatre), gremio que nuclea a esos trabajadores, no duda en cuestionar el uso de los agroquímicos, sabe de las consecuencias –porque él mismo lo padeció de joven- pero también como gremialista hace equilibrio para sostener los puestos laborales. En su oficina de calle Rocamora recibe a este cronista. Empieza el relato en primera persona, contando su experiencia al respecto.

¿Qué postura tiene la Uatre sobre el uso de los agroquímicos?

La Uatre nacional por ahí tiene una postura y Mario López por ahí piensa distinto. Personalmente hace años que vengo trabajando y haciendo capacitaciones con los muchachos. En Entre Ríos tenemos años de mal uso de agroquímicos e insecticidas. Acá se hizo de todo pero mal: falta de formación, falta de educación, falta de control, de no tomar conciencia de que son productos tóxicos, no es muy ni poco, no, son tóxicos. Es como si vos en el uso doméstico agarrás “flit” y echás todos los días, veinte veces por día y rociás la casa, lo puede trabajar cualquiera, pero es tóxico. En el campo es lo mismo, y se ha trabajado durante tantos años mal, y no se trabajó en la formación porque es cultural. Yo soy el mal ejemplo, tenía doce o trece años cuando empecé a trabajar en el campo, en mi zona, en el sur de Santa Fe, en aquellos años, 1977-78, se curaba la soja y se curaba a lo pampa, no había máquinas, lo curábamos con lienzos; agarrábamos los productos con las manos porque es un tema cultural, o sea: usar guantes, alguien de campo, siempre lo digo y perdonen la expresión, usar guantes “era de marica” y uno a esa edad pagaba para ser hombre. Siempre seguí trabajando en el ámbito rural, y en 1985-86 comprobé que era alérgico a la cipermetrina (insecticida). Ahora voy a algún lugar donde han fumigado, me lagrimean los ojos, las fosas nasales, me broto. Seguí trabajando y todos los años me tenía que poner una vacuna pero nunca me cuidé. Y así a mucha gente de mi edad le pasó lo mismo.

¿A esta altura los mismos trabajadores siguen sin cuidarse?

He visto compañeros en las máquinas en short, metiendo las manos en los tachos, revolviendo con las manos, y vos le decís “cuídate hermano”, y el vago te dice “no pasa nada”. Por ahí hay una información de las empresas y de los que nos venden los productos de “que no pasa nada”, que el glifosato no mata, que hasta te lo podés tomar. En vez de hacer desde el comienzo lo que por ahí hoy se está haciendo, que hay más educación, exigen más; a los que andan en las fumigaciones les exigen las capacitaciones, hay un poco más de control, pero hemos tenido tantos años de descontrol, de hacer mezclas y barbaridades que hoy Entre Ríos las está pagando. Lo que sí estoy viendo es un cambio en los empresarios que fumigan, hoy casualmente teníamos una inspección, una denuncia, que a un muchacho no se le está pagando –porque ahora cambió el sueldo de los maquinistas, el mínimo es de 32 mil pesos y no todos se lo pagan-, me llamó esta mañana y me dice “hoy no fumigamos porque hay viento, hay más de 15 km, la verdad que en eso el patrón nos respeta”. Entonces vas viendo que hay cierta precaución, además las ART exigen porque si pasa algo después no cubren.

¿Y con el tema de la ropa?

Le exigen la ropa, los botines, todas las medidas de seguridad. Pero los muchachos no la usan. Le hemos dicho que se los pongan y nos dicen “ponetelo vos a ese mameluco”, por el calor, y es cierto, pero las máquinas ahora tienen aire acondicionado. Te cuento una, estábamos haciendo un control en una empresa, con el inspector, cayó un rusito con la fumigadora, se bajó, como se bajó fue a la bolsa de la galleta –me parece que lo veo–, agarró una, se hizo un sándwich de mortadela y le digo: “Hermano, no te lavaste”, y me dice “¡Pero no! esto mata todo”, y se sirvió un vaso de vino. ¿Cómo hacés con estos locos? Le insistí: “Yo era como vos, y si hoy tengo que ir al campo no sirvo para nada, y yo también me creía guapo, hombre, esto no es joda, es veneno”. Viene en un bidón plástico pero es veneno y no te mata en un día, lo hace de a poco. Después si vas a tu casa, la ropa, está tu familia, tus hijos, nosotros no nos cuidamos, es un problema cultural de la gente de campo. Nosotros lo vemos en la obra social. Es impresionante la cantidad de compañeros y compañeras con cáncer, de todos los tipos. Se ve en los pueblos, por ahí en las ciudades no nos damos cuenta, lo veo en mi zona en Teodelina (provincia de Santa Fe), zona totalmente agrícola, hoy se ven grandes cantidades de chicos con malformaciones, con síndrome de Down, situaciones que antes no eran frecuentes.

¿Qué sugieren hacer?

Aunque no tengo todas las respuestas creo que hay que educar, formar en las escuelas, como lo fue en algún momento la educación vial, cuando mis hijas eran chicas y yo llegaba a cruzar una línea amarilla, me agarraban de la oreja porque en la escuela habían insistido... Bueno, comenzar con eso, en las escuelas rurales a empezar a educar, pero en serio, porque lamentablemente esto va a seguir, no estamos preparados para una agricultura sin agroquímicos. Escucho a todos los ambientalistas y hoy es imposible económicamente, sería desastroso, bajarían los rindes notablemente. No estamos preparados como para prohibir el uso total de agroquímicos, si tenemos que convivir con el flit, con la cipermetrina, que vemos que fumigan los lotes para que no haya mosquitos, y en las casas, hacerlo con las precauciones y con los cuidados, porque se trabaja con productos tóxicos, no hay otra: es tóxico. Con el tiempo no sé quién le pondrá el cascabel al gato, pero esto, la siembra directa y un montón de cosas van a tener que cambiar, porque hasta el clima cambió. Fijate las inundaciones en la provincia de Santa Fe, de Buenos Aires, de Córdoba. Cuando se hace siembra directa el suelo se va afirmando, no hay drenaje, no salen a decirlo pero los que somos de campo sabemos que eso pasa.

"Acá no estamos peleando con tiernos, lo hacemos con los que manejan el país. Estas empresas están todas en Puerto Madero, fueron amigos de Néstor Kirchner, de Cristina y de Macri. No nos hagamos los distraídos, amigos de todos, y van a seguir, no es muy fácil, no es sencillo".

 

Más la deforestación.

Sí, hemos sumado un montón de cosas.

Hablando de poner el cascabel al gato. Algunas publicaciones e informes europeos advierten sobre la salubridad de la materia prima de nuestra zona, y se replantean de seguir comprándonos si no hay cambios en la forma que se produce. ¿Manejan alguna información al respecto?

No, no tengo esa información. Pero yo creo que la tendencia va a ser otra, porque nos vamos a matar entre nosotros. Si seguimos con siembra directa y no empezamos a romper suelo, que incluso para los trabajadores rurales sería dar más trabajo, porque hoy es una fumigadora y una sembradora, no hay más arado, no hay más cinceles, no hay más rastrón ni discos. Más allá del daño de la fumigación, la inundación del campo, no tener drenaje, etc, creo que Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires se lo van a tener que replantear, ¿hasta cuándo la siembra directa? Hay lugares que, depende del terreno, la siembra directa es una alternativa, porque en los lugares muy arenosos es cambiar los lotes de lugar, pero no todos los lotes son arenosos, no todo el país es arenoso. Volver a la labranza es achicar el uso de agroquímicos, del glifosato. Pero también a veces hay cosas peores que el glifosato, por ejemplo los insecticidas, vos te imaginás que una chinche verde, una isoca, una gata peluda, son animalitos de tres centímetros o cuatro, pasa el avión o el mosquito y se caen muertos, nosotros inhalamos eso, no nos mata enseguida porque tenemos otro cuerpo, pero con el tiempo vamos acumulando.

 

“CON UNA MULTITA NO PASA NADA, SI TE GUARDAN CINCO AÑOS TE QUIERO VER SI VAS A FUMIGAR”

 

¿La legislación que se conoce alcanza?

La legislación no está mal, pero no se cumple, no hay mecanismos para controlar, ¿cómo lo hacés? Cuando están todos fumigando, es imposible, podés agarrar alguno. Los municipios, que podrían acompañar que están más cerca, sobre todo de las zonas rurales, que tienen más contactos, saben cuándo andan, siempre han hecho oídos sordos... Nosotros recién ahora, después que surgió lo de la escuela de Santa Anita, que se empezó a conocer, los municipios han sacado ordenanzas, medianamente cumplen que no anden los mosquitos en el pueblo, pero…

Claro, pero si se fumiga en un campo en la zona de la Ruta 14 y viene un viento sur-este, ese veneno no va a llegar hasta el monumento Urquiza y frenar porque hay una ordenanza que lo prohíbe.

Es un problema de conciencia. Recién ahora se le está dando bolilla al ingeniero agrónomo. Una fumigación es como una medicación, si tenés un problema vas al médico y tomás lo que te dice el médico, y en la farmacia te venden si está recetada por un médico. Esto es lo mismo. Acá han hecho mezclas, peores que el glifosato, hay cosas peores: los insecticidas son los bravos. Esos son de (efecto) inmediato, y los mezclan para bajar costos con productos que están prohibidos, nadie controla, se venden y si no se cruzan al otro lado del charco, no hay que engañarse, como en el Uruguay se consigue se trae para acá, y le mandan mezclas porque hay que abaratar costos. Si se cumpliera, como dice la legislación, que la fumigación la debe firmar y dirigir un ingeniero agrónomo y los municipios deben tener ese control, la cosa sería distinta porque un ingeniero agrónomo que pone el gancho no va a poner cualquier cosa. Es la persona idónea. Pero eso nos llevará tiempo, perdimos muchos años en la educación. Que tengamos una cultura de tener cuidado, de respetar. Lo que se hizo en esa escuela de Santa Anita como en otros lados son barbaridades y las sanciones deben ser grandes, porque si te aplican una multita no pasa nada, ahora si te guardan cinco años te quiero ver si vas a fumigar. Incluso podés avisar, ya que vas a fumigar, ya que hoy no hay otra alternativa viable que hay que fumigar, bueno: “¿A qué hora no están los chicos en la escuela?”, “¿Pueden suspender un día de clases?”, en las escuelas se puede suspender, no pasa nada, si los días de lluvia no van, pero no hacer esa locura. Lo que pasa es que son patrones de estancias, les importa un comino la salud de los demás.

“Mientras tengan el discurso de que los agroquimicos no son nocivos, no habrá cambios”.

Y en muchos casos son empresas, cuyos dueños ni siquiera viven en la zona...

Sí, los pooles de siembra nos hicieron mucho daño, ahora como la agricultura no es tan rentable, fueron perdiendo plata, o buscaron otra manera porque era blanquear también, venían y contrataban, desaparecieron los contratistas que eran los gringos de la zona que le daba trabajo a la gente de acá, que tenía su máquina, su cosechadora, estos venían de afuera y era difícil controlarlos porque le hacías una inspección acá y tenía el domicilio en Santa Fe, Buenos Aires o Córdoba, tenés que mandar (la denuncia) al Ministerio de la otra Provincia, si te dan bolilla del otro lado tenés una respuesta, y sino fuiste. Los tipos venían, sembraban lo que tenían la gana, mezclaban lo que tenían ganas, cosechaban y se mandaban a mudar. Ahora cambió un poco, son un poco más los contratistas de nuestra zona. De todas maneras ya estamos en Entre Ríos con varios años de soja y de mal uso.

¿Cómo lo manejan legalmente?

Cuando tenemos casos hacemos las denuncias. Lo que pasa es que no prosperan. Hace años que trabajamos con el doctor (Roberto) Lescano, que de los médicos es el que siempre le puso el gancho, de Basavilbaso, porque también tenés que encontrar el médico que le ponga el gancho. Quedan muertas las denuncias, llegan a la Provincia y… hay muchos intereses. Acá no estamos peleando con tiernos, lo hacemos con los que manejan el país. Estas empresas están todas en Puerto Madero, fueron amigos de Néstor Kirchner, de Cristina y de Macri. No nos hagamos los distraídos, amigos de todos, y van a seguir, no es muy fácil, no es sencillo. Uno puede poner paliativos, todos los años hacemos capacitaciones con el INTA para cuidar y formar a nuestra gente, pero no alcanza. Los que manejan los agroquímicos en el mundo son dos o tres empresas nomás: La Bayer, Monsanto y alguna otra, no hay doscientas, son poquitas las que manejan la torta del mundo.

¿Ves algún movimiento social, político y hasta gremial para pedir que se regule y cumplan estas leyes?

No lo veo. Y con el pensamiento del ministro de Agricultura de la Nación de ahora, menos. Si tiene ese concepto no hay mucho camino. Nadie habla de educación, ¿vos escuchás que digan “vamos a educar a la gente del medio rural para que tenga cuidado”?, no, ¿cuál es el discurso? Tuve reuniones en Buenos Aires, el Instituto de Capacitación y Empleo de Uatre nos llevó a una reunión con la Cámara de Productores de Agroquímicos, era un técnico de Monsanto, el tipo empezó a hablar y hablar, en un momento le digo “pará, ¿vos me querés hacer creer que es agua bendita?, no macho, ustedes venden veneno, que nosotros lo tengamos que consumir porque tengamos que laburar es otro cantar, pero ustedes tienen un discurso que no es tóxico o que es medianamente tóxico, y no, es veneno, podrá ser más o menos, pero con el tiempo es veneno”. Mientras tengan ese discurso que no son nocivos, que hay que manejarlo con cuidado no habrá cambios. El día que acepten que si es tóxico, que hay que tener mucho cuidado, que se debe educar a la gente, va a empezar a cambiar. Y también hacer alternativas de producción, no podemos seguir con este modelo productivo, si ya vemos a donde nos está llevando, tenemos inundaciones, sequías en lugares donde llovían, se cambió todo. No soy mago, soy un paisano de campo nomás, pero soy observador, si provincias como La Pampa sufren inundaciones, al igual que San Luis y Córdoba, que eran zonas de sequías, en parte de Santa Fe que eran desérticas, los campos valían dos mangos porque ni vacas había, hoy son productivas pero están todas inundadas, algo pasó. No veo de éste ni del anterior gobierno que hayan planteado alternativas. Hay temas que se tapan.

Claramente ahí acuerdan...

Siempre digo lo mismo: las oficinas de estas empresas, están en Puerto Madero.

 

 

 

 

 

Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectores

Sumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo.

Deja tu comentario

comentarios

Destacado

El Lobo va a las urnas para elegir autoridades

Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay renovará su Comisión Directiva mediante la votación de …