La sociedad globalizada nos arrasa, pero nos unifica. Pensar un futuro mejor donde todos tengan acceso a los recursos básico y dejen de preocuparse por sobrevivir es posible, es una utopía que se está volviendo real.
Por MARIO ROVINA de EL MIÉRCOLES DIGITAL
En los albores de este nuevo siglo la humanidad ha alcanzado el status de civilización planetaria, ocupando todos los lugares habitables del mundo e interactuando entre si como nunca antes en la historia.
Contamos, además, por primera vez, con el conocimiento y la tecnología suficiente para procurar sobrevivir y prosperar en cualquier lugar del planeta, pero seguimos estando regulados por un sistema socio económico que no permite que esa tecnología y ese conocimiento lleguen a todos, el capitalismo.
Como deja claro Rutger Bregman, al comienzo de su libro “Utopía para realistas”, el capitalismo abrió las puertas a la tierra de la abundancia, pero el capitalismo por si solo no puede sostenerlas.
El capitalismo abrió las puertas a la tierra de la abundancia, pero el capitalismo por si solo no puede sostenerlas.
Necesitamos un cambio de sistema, un cambio en la forma de relacionarnos los unos con los otros y en la manera en que interactuamos con la naturaleza.
Nuestro sistema es sencillo, se basa en la retribución en forma de dinero por un servicio o trabajo realizado con la cual se pueden adquirir bienes o servicios realizados por otras personas, ya sea de forma individual o en forma conjunta agrupadas en sociedades o empresas.
El problema radica en que algunos sectores que controlan estas grandes empresas productoras de bienes y servicios se quedan con la mayoría de esas ganancias y la distribución hacia el resto de las personas es a su conveniencia y no en forma equitativa y pensando en el bien común, produciendo de esta manera un ambiente de constante competencia para acceder a mas ganancias y poder llegar a formar parte de esos sectores acomodados.
Todo esto en un contexto de creciente desarrollo tecnológico y de constante crecimiento poblacional, lo que indefectiblemente conllevara a una disminución de los puestos de trabajo y por consecuencia a una concentración aun mas marcada de los recursos en pequeños grupos empresarios, y a la exclusión del sistema productivo de cada vez mas personas, que ya no contaran con una fuente de ingresos para poder adquirir esos bienes, llevando indefectiblemente a la ruptura del circulo de oferta y demanda.
La tecnificación de los trabajos repetitivos en las fabricas y la utilización de la tecnología disponible es necesaria para crecer como civilización.
La tecnificación de los trabajos repetitivos en las fabricas y la utilización de la tecnología disponible es necesaria para crecer como civilización, es hasta fundamental desde muchos puntos de vista para dejar de preocuparnos por tareas simples que puede hacer una maquina y dedicarnos a pensar nuevas ideas, a planificar nuevos horizontes, a evolucionar como humanidad.
El problema es dar el salto, cambiar la forma que tenemos de vernos como sociedad, de relacionarnos entre nosotros, de interactuar, de producir esos bienes y servicios necesarios para la vida. Ese salto debe empezar despacio, con un primer paso, un paso que nos lleve hacia un nuevo paradigma social, y ahí es donde entra la Renta Básica Universal.
En la actualidad nos sigue costando imaginar una sociedad donde el trabajo remunerado no sea el principio y el fin de nuestra existencia, pero tenemos que empezar a hacerlo.
Si queremos aferrarnos a las virtudes de la tecnología, solo nos va a quedar una opción, y es la redistribución de las ganancias, una redistribución masiva.
DINERO GRATIS PARA TODOS
La Renta Básica Universal (RBU) es una transferencia periódica y vitalicia de dinero en efectivo (renta) que cubre las necesidades básicas (básica) de cada persona (universal), abonada por el estado de manera incondicional y por el mero hecho de formar parte del entramado social.
A diferencia de otras ayudas sociales, en un sistema de renta básica la percepción de ingresos no está determinada por la situación personal del beneficiario, ya que se considera un derecho de éste por el mero hecho de ser miembro de una comunidad.
Es una política social redistributiva mediante la que las autoridades buscan garantizar un nivel mínimo de ingresos para todos los ciudadanos y reducir las desigualdades sociales.
La cantidad debe prever un nivel de vida digno, por encima de la línea de la pobreza, que cumpla con los estándares culturales y sociales de la sociedad del país en cuestión. Debe evitar la pobreza material y ofrecer la oportunidad de participar en la sociedad como ciudadano.
Es una política social redistributiva mediante la que las autoridades buscan garantizar un nivel mínimo de ingresos para todos los ciudadanos y reducir las desigualdades sociales.
La propuesta de una RBU no es nueva, de hecho, es mucho más antigua de lo que nos pensamos. Thomas Spence en Inglaterra o Thomas Paine en la América de la Revolución propusieron sistemas de seguridad social basados en formas de renta universal que cubrieran las necesidades básicas de los ciudadanos. Milton Friedman, uno de los padres intelectuales del liberalismo económico, propuso una variante de la RBU en forma de tasa negativa sobre los ingresos y una forma de RBU fue puesta en práctica por el presidente Richard Nixon durante su mandato (1969-1974).
La certeza de que la RBU sería una propuesta que está al alcance de la mano se refuerza por el hecho de que en los últimos años se registra un número creciente de experimentos y pruebas piloto realizadas por agencias públicas y organizaciones no gubernamentales para testear los efectos de su implementación.
Uno de los casos más paradigmáticos es el del estado de Alaska, en el mismísimo Estados Unidos de Norteamérica. Ya que desde 1982 el estado ha concedido a cada ciudadano un cheque anual tan solo “por estar vivo” y en base a los ingresos generados por la actividad industrial petrolífera. El dinero procede por tanto del Fondo Permanente de Alaska y ha llegado a otorgar alrededor de 2.000 dólares mensuales por persona en la época de mayores ganancias.
Se han realizado numerosos estudios de cómo afectaba al empleo y si este pago extra podía convencerles de trabajar menos. Sin embargo, el dividendo no tuvo ningún efecto en el trabajo en general, lo único que cambió fue los índices de fertilidad, que se dispararon al aumentar la posibilidad económica de las familias a tener más hijos. Además, los destinatarios presentaron menos síntomas de estrés y menores problemas de salud.
DAR EL GRAN PASO
Si el capitalismo ha creado posibilidades –de reducir el tiempo necesario para asegurar la reproducción de los bienes socialmente necesarios– que solo pueden llevarse a cabo cuestionando los mecanismos de explotación que sostienen a este modo de producción, esto deja en claro que lo único “realista” es pelear por abolir este sistema, para abrir paso a una organización de la producción articulada no en función de la ganancia privada, sino de las necesidades del conjunto social.
En definitiva, la RBU nos ofrece la posibilidad de imaginar una economía que recompense la innovación y, al mismo tiempo, permita que todas las comunidades y grupos sociales subsistan de forma equitativa. La posibilidad de soñar con una economía más humana y solidaria.
Y aunque esto suene a utopía, es solo el primer paso que va a impulsar nuestra carrera para dar el salto que realmente cambie nuestro paradigma social y transforme nuestra civilización en una sin fronteras artificiales, sin dinero, gobernada con la mejor tecnología disponible y basada en correcto uso de los recursos naturales, una EBR (Economía Basada en Recursos), un ideal de sociedad tecnificada y en armonía con todo y con todos, pero eso es parte de otro futuro posible…
En base a “Utopía para realistas” de Rutger Bregman / La Tinta / rentabasicauniversal.es / Renta básica universal, ¿una solución capitalista a los males del capitalismo? de Esteban Mercatante / El Confidencial
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