El ex gobernador Sergio Urribarri, sobre quien pesa una condena de primera instancia a 8 años de prisión por negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública y peculado, estuvo ahora en La Paz.
Desde que volvió al país, tras la condena que no está firme y fue dictada los primeros días de abril, Urribarri se ocupó de encabezar reuniones políticas y dar notas a la prensa. En esta oportunidad estuvo en la Unidad Básica de La Paz, donde fue a verlo y escucharlo el exintendente de San Gustavo Cristina Chialva; el concejal Gustavo Ruiz Díaz; el exsenador de La Paz, Aldo Ballestena, quien también es investigado por presuntos delitos de corrupción durante su mandato en la Cámara Alta.
Urribarri aseguró que recorre la provincia para que Gustavo Bordet "le ponga la banda a otro compañero o compañera peronista" y que se puso a disposición de "todos los que suenan" con pretensiones de gobernación. En esa línea, afirmó haberse reunido con Adán Bahl, Martín Piaggio, Laura Stratta y Marcelo Casaretto.
En un discurso con mucha autorreferencialidad, en cuanto a su trayectoria política y sus gestiones como gobernador. Habló de que tiene "el lomo recontra curtido de espinas y garrotazos" y se refirió a "todo lo que he padecido estos 6 años y medio".
"Nada nos achica ni nos amedrenta, a pesar de las injusticias y el odio, yo volví a mi pago dispuesto a volver a empezar las veces que haya que empezar para que el peronismo sea la esperanza de Entre Ríos", finalizó.
Dijo que en "ninguna otra provincia hay una réplica calcada del lawfare como en Entre Ríos" tras la intervención de uno de los militantes allí presentes. "No quiero hablar mucho porque estoy seguro que lo que nos han hecho es para amedrentarnos y a mi es como que me ponen una inyección y me dan más ganas", dijo.
Desde el 31 de mayo pasado, cuando volvió al país, Urribarri se mostró en Concordia, General Campos, Gualeguay y Paraná
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