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Polémica por cotos de caza que se organizan como conversacionistas

"Repudiamos las matanzas de fauna silvestre", afirman desde Solidaridad, Educación y Ambiente (SEA) de Gualeguay, una entidad socio ambiental que reprochó la constitución con personería jurídica de una organización autodenominada conservacionista que integran dueños de cotos de caza de Entre Ríos.

La cuestionada Asociación Civil para la Conservación y Uso Sustentable del Ecosistema Entrerriano Formada por Habitantes y Trabajadores (Acetra), fue reconocida recientemente como entidad legal con objetivos a priori contradictorios: promover “la conservación y el uso sustentable del ecosistema”, pero también “el turismo cinegético y la caza deportiva de aves de caza menor”. ¿Es posible tener la intención de preservar y a la vez lucrar con la matanza de especies autóctonas?, se pregunta desde SEA.

“Repudiamos a los falsos conservacionistas”, fustigaron desde SEA Gualeguay a otra entidad, con domicilio legal también en la misma ciudad, Acetra, integrada por reconocidos propietarios de campos donde se ofrecen los servicios vinculados a la cacería. «No compartimos el concepto de turismo y el lucro vinculado con el sufrimiento animal, y censuramos relacionar el conservacionismo con la caza”, sostuvieron desde la entidad que salió al cruce de la “institucionalización” de una posición “conservacionista de estas actividades cinegéticas en la provincia”.

A fines de marzo de este año, Acetra dio a conocer públicamente que había logrado sortear el trámite en la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas (DIPJ) de Entre Ríos y que mediante la resolución Nº 41 esta oficina gubernamental había obtenido el estatus de Asociación Civil. Con Agustín Bustos como presidente y Carlos Ignacio Pradal como secretario, la ONG plantea como objetivo “la conservación y el uso sustentable del ecosistema entrerriano”, ya que reconoce que sus integrantes “son personas y sectores relacionados en su mayoría a los promovedores del turismo cinegético y la caza deportiva de aves de caza menor”. De acuerdo a sus postulados, “tanto el turismo cinegético y la caza deportiva de aves de caza menor necesariamente requieren de la protección de las aves, es por ello que todos los integrantes de esta institución protegen el ecosistema, hacen monitoreos regionales de anátidos (aves usualmente migradoras que suelen vivir en las proximidades del agua) para saber la situación de los mismos debido a que si las aves escasean dichas actividades no se pueden realizar”, explicaron.

Este punto es justamente uno de los vínculos que otras organizaciones socio ambientales han cuestionado por considerar que las propias organizaciones que usufructúan con la matanza de especies silvestres son las mismas que financian o encargaron los estudios que habilitan esta práctica. En efecto, Acetra admite que “es la que pide, ordena y abona los estudios y monitoreos conservacionistas, y si los mismo dan negativos son los integrantes de la entidad quienes le piden al Gobierno Provincial que no habilite el período de caza menor contemplado en las leyes, decretos y resoluciones que regulan la materia en Entre Ríos”. Este vínculo, entienden entidades animalistas es el “tendencioso y arbitrario”.

Cuestionamiento

Ante este posicionamiento, desde SEA polemizaron sobre auto denominación de Acetra. “¿Es posible que estas personas que lucran con la matanza de miles de aves y otras especies sin que tuvieran ninguna intensión conservacionista, hayan tenido tamaña transformación en su pensamiento? ¿Es genuino esto?”, inquieren desde Solidaridad, Educación y Ambiente. Y apuntan: “Repudiamos que se use la figura del conservacionista para que la sociedad crea que su actividad tiene por finalidad cuidar los ecosistemas. Los conservacionistas no matarían a las especies, porque todas ellas tienen su razón de estar en los mismo y son los mismos ecosistemas los que regulan su cantidad. Defendemos el derecho a la vida de todas las especies de nuestros ecosistemas, no admitimos que la caza sea un deporte, ni un atractivo para la actividad turística”, sostuvieron en un comunicado dado a conocer.

Respecto a otro de los principios de los dueños de cotos de caza, en cuanto se decidieron organizar en post de velar “por la necesidad de los lugareños cuya fuente laboral depende casi exclusivamente de la actividad cinegética y de otros que se ven afectados de manera indirecta, consiguiendo por esta actividad la sustentabilidad alimenticia de sus familias: el derecho constitucional de la vida digna y del trabajo es prioritario ante cualquier otro derecho”, desde la entidad ecologista de Gualeguay afirman que “la diversión y negocios de algunos no puede tener víctimas”. Y plantean que “realmente muchas personas necesitan trabajo en nuestra zona”, por lo cual “desearíamos que empresarios y gobierno tengan la creatividad para crear fuentes de trabajo. No vemos creatividad y sensibilidad social de estos ‘empresarios’”, señalan.

Redoblando los argumentos, SEA recuerda que la actividad de caza ya eliminó “a muchas especies en nuestro país y en el mundo. Ballenas, lobos marinos, pumas, liebres, martinetas, peces y una lista interminable de especies animales y vegetales. Dejando pobreza y desolación luego de su paso. Nos preguntamos ¿quién tiene derecho a matar a otras especies, que son considerados seres sintientes no humanos? Las aves y demás animales son parte de la naturaleza y comparten con nosotros los humanos la vida en este planeta y no nos asiste ningún derecho a quitarles la vida”, afirman.

Finalmente, en el documento dado a conocer repudian la “matanzas de fauna silvestre, los cotos de caza y la caza deportiva. No compartimos el concepto de turismo y el lucro vinculado con el sufrimiento animal, y censuramos relacionar el conservacionismo con la caza. Por el derecho a la vida de todas las especies: No a la caza de deportiva; no a los cotos de caza”, concluyeron.

Fuente: Era Verde.

 

 

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