Especialistas de salud mental advierten el impacto de un contexto financiero adverso.
La situación económica del país afecta de un modo u otro a la mayoría. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec), el desempleo afecta actualmente a 1.850.000 personas; la pobreza trepó al 32% y ya alcanza a 14,3 millones de personas, es decir, casi 3 millones más que el año anterior, y sus ingresos no alcanzan para cubrir los servicios básicos. Muchos de los que conservan su trabajo temen perderlo o sufren un fuerte deterioro salarial.
La mayoría conoce a alguien que en los últimos meses se quedó sin su fuente laboral, tuvo que cerrar su negocio por no poder sostenerlo, o debió achicarse para subsistir. Las privaciones se enquistaron en el grueso de los hogares, que de alguna forma sufren las consecuencias de la suba de la inflación, del incremento del precio del dólar, de la luz, de los combustibles, de la una estructura más violenta, y la cuestión económica empeora su condición y tienden a ser más irascibles o agresivos". A su vez, mencionó que "hay quienes que ante la crisis económica se ponen en un lugar positivo, producen, generan.
Pero hay otros que se aíslan, no quieren hacer más nada". El experto observó que por lo general la gente consulta ante los síntomas, que pueden ser diversos. "Cuando uno empieza a explorar un poco, ve que el disparo de los síntomas o del cuadro psicopatológico tiene que ver mucho con la situación que está viviendo. Se da en todas las edades, aún en los niños, ya que muchas veces aumenta la conflictividad en la casa y las discusiones, y también de alguna manera su familia vive un deterioro de su poder adquisitivo y la consecuencia en algún punto surge". No obstante, aclaró: "Hay situaciones en que no es que la crisis económica sea en realidad el cuota del colegio, la prepaga, y se suman a los fuertes aumentos de la canasta alimentaria.
En mayor o menor medida, este contexto adverso puede llegar a afectar la salud mental o psíquica de quienes se ven expuestos a él. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental "como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad". Su deterioro no siempre es sencillo de determinar, ya que en muchos casos la propia persona naturaliza una situación crítica, y en ocasiones es el entorno el que se da cuenta y trata de buscar ayuda. En los consultorios psicológicos de Paraná advierten el impacto de esta problemática. El psicólogo Sebastián Sigal, especialista en diferentes tratamientos, consultor y capacitador, señaló a UNO: "La crisis económica genera todo tipo de enfermedades o trastornos psicológicos y somáticos.
Aumenta no solo los trastornos de ansiedad, sino todos los cuadros médicos y psicológicos". Sobre este punto, indicó: "Hay personas que ya tienen más tendencia a la ansiedad, otras a trastornos de tipo anímico o depresiones, otras tienen mayor tendencia a cuadros relacionados con el consumo de sustancias, y también hay quienes tienen motivo fundamental y origen del conflicto, pero sí lo precipita, y hace que aumente la tasa de discusiones. Hay parejas que no discuten por la situación económica, pero el tema está ligado a muchos de sus problemas". Por su parte, el psicólogo Francisco Rodríguez señaló que "a los argentinos les cuesta adaptarse a las crisis", y afirmó: "En los pacientes que recurren a la terapia habitualmente se advierte la tensión y la angustia de no saber si van a poder llegar a fin de mes. La inestabilidad y la incertidumbre los afecta, y a veces la gente no sabe cómo responder a ese impacto económico, que influye sobre su psiquismo".
Rodríguez indicó a UNO que observar que numerosas pymes cerraron sus puertas provoca ansiedad: "Se cierran fuentes de trabajo y eso a la gente le produce una ansiedad anticipatoria, que termina generando cierto nivel de estrés y aumentan las discusiones familiares; el hombre que es proveedor tiene menos trabajo, hace menos horas extras, y redunda en tensiones en su casa. Por ejemplo, cuando un hijo quiere tomar un helado o ir al cine y no se pude afrontar ese gasto, esa restricción afecta también a todo el núcleo familiar". Por otra parte, confió que muchas veces la crisis económica hace que se restrinjan los gastos destinados a la salud. "Concurren a menos sesiones, compran menos medicamentos porque no les alcanza", expresó. Ser positivo Sobre el contexto actual, Sigal analizó: "Se trata de ver otra perspectiva. Una persona que se siente mal hoy en día puede ver que esto en un futuro breve puede estar mejor.
Lo que pasa es que hay mucha desesperanza respecto de que vaya a mejorar la situación económica y social. No ver una salida a corto plazo hace que a la gente le cueste más atravesar una crisis. Posiblemente sea extensa en el tiempo y así es más difícil sostenerla". En este marco, aconsejó que aunque cueste ser optimista, hay que "hacer el esfuerzo de ser positivo".
Sobre este aspecto, reflexionó: "A aquellos a los que les va tan mal no le resulta fácil mantener un pensamiento positivo, pero hay que intentar ver la crisis como una cuestión transitoria, en la que quizás pueden suceder cosas que uno ni se imagina y saber que no todo se puede predecir". Sigal indicó que "se debe tratar de explorar y desarrollar las herramientas positivas o los compartimientos más lúcidos que pueden tener las personas en momentos de crisis", y manifestó: "Casi todos tenemos recursos alternativos que tal vez alguna vez dejamos de utilizar pero ya usamos en otras situaciones de crisis. Hay que recurrir a esas herramientas alternativas de las que se dispone".
Sin embargo, aclaró: "Esto es suficiente en algunas personas, pero en otras no. Cuando se pierde un poco la esperanza de salir adelante y de que ese recurso va a funcionar, es mucho más difícil. A veces requerimos de un tercero, que puede ser un familiar, u otra persona que sea un sostén. O un profesional que pueda ayudarlo". Por último, recomendó: "Cuando se atraviesa una situación difícil, no hay que encerrarse y querer solucionar todo uno mismo. Pedir ayuda a la familia, a amigos, es una opción, y que nuestro entorno sepa si necesitamos trabajar. Tratar de no aislarse es importante", concluyó.
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