Desde hace más de un mes que la FM 94.3 bajó su transmisión de aire, luego de un abultado impuesto por energía eléctrica. Ahora, los gestores del medio salen a buscar adherentes para sostener el proyecto cooperativo.
Tres mil pesos es un montón de plata para cualquier proyecto cooperativo. Ese importe es precisamente el que les vino de energía eléctrica el último enero en el Centro Cultural La Hendija. “Desde el año pasado empezaron a llegar más fuertes las boletas, y en enero que no hubo otra actividad, con el transmisor al cuarto de potencia, nos vino eso de luz. Tomamos la decisión operativa de bajar la transmisión al aire hasta resolver la cuestión del ingreso”, cuenta Cristina Schwab, sentada junto a Carlos Vicentín en el estudio “Palabras Mayores Mario Pozzi Mingo Dussi”.Al fondo y a la izquierda del centro cultural La Hendija funcionan las instalaciones de FM La Cultural 94.3, ex Radio Cualquiera, que hoy se puede escuchar por internet a través de su página www.lacultural.coop.
La C. “En base al cálculo que hicimos, tendríamos que pagar alrededor de 6 lucas y media transmitiendo de 7 a 24 con el transmisor de 1 kilo, que consume 2 kilowatts por hora. Por eso pensamos en retomar la idea del sostenimiento colectivo como eran los radiopeñistas de La Cualquiera, que es algo que tiene que ver con el proyecto. Esa es una experiencia probada que se puede mejorar administrativamente. Al menos para darnos un piso, volvemos a los peñistas a través de una figura que es la cooperadora, que se llama La C”, explica Vicentín sobre la iniciativa, que propone asociarse a la radio por 100 pesos mensuales como si fuera la cooperadora de una escuela, una biblioteca o un club. “El aporte es para el sostenimiento de un espacio, y sobre todo con la idea de generar comunidades de personas. Volver a tener radio peña y asambleas”, indica Cristina.
El cálculo estimativo es que necesitan unos 130 cooperadores para formar la base que cubra incluso el porcentaje del cobrador. “Hay gente que ya está anotada, pero esto también nos va a permitir dar a conocer el proyecto hacia otros territorio. Vamos a recuperar el padrón anterior y ponernos en contacto, además de activar redes sociales”, apunta Schwab. Por La Cualquiera, antecesora de La Cultural, entre 2006 y 2015 pasaron más de mil peñistas, con un pico 350 en su mejor momento. La radio, en ese entonces, ofrecía contraprestaciones para estos peñistas, como entradas para los ciclos de cine, descuentos en obras de teatro o distribución de revistas de gentileza. “Nuestra idea es ir gestionando materiales. Al principio vamos a recurrir a libros y discos para sorteos modestos. Apelamos a la gente que apuesta más al proyecto, arrancamos con eso, con la perspectiva de recuperar todo lo que fue la radio peña con su sentido de pertenencia”, aclara Carlos.
La Cultural. La radio cambió de nombre cuando la Fundación La Hendija les cedió los equipamientos a la cooperativa. Fue el fin del ciclo de La Cualquiera, que había nacido como proyecto en 2005, al aire desde 2006 hasta diciembre de 2015. “Le pusimos ese nombre por una cuestión de pertenencia: nacimos acá, en un centro cultural, y todo esto se generó acá. La cuestión cultural es natural, pero además por nuestro concepto de cultura que tiene implicancias en todos los planos de la sociedad. De alguna forma intentamos trasladar esta idea no solo en la radio sino en todo lo que hacemos. En La Hendija todo puede suceder, no solo arte, han funcionado asambleas políticas, ferias de artesanos o de comida sustentable.
Nos pareció que era una buena síntesis”, describe Vicentín. “Daba para nombrar un espacio de aire que no existía, y entendemos lo cultural también desde la economía social y solidaria, transformadora de los vínculos, lo cultural como diverso y también desde una perspectiva de género. Pero no lo entendemos como un concepto cerrado”, acota Schwab. Ambos integrantes de la cooperativa estuvieron desde el principio con La Cualquiera. Carlos Vicentín, junto a su hermano Rafael, fueron quienes le propusieron la idea a Armando Salzman de poner una radio, porque cuando trabajaban escuchaban emisoras todo el día y no les gustaba lo que había. Sumaron a Silvio Méndez, y así arrancó el proyecto. “Dejar de quejarse por lo que no hay y ver cómo hacemos para gestionarlo, esa es una marca registrada del trabajo autogestivo que yo aprendí acá”, sintetiza Cristina, que se acercó a La Hendija en octubre de 2006 a una asamblea por el Parque Nuevo, y así conoció la radio, al mes de su nacimiento. “Nunca tuve programa pero venía a las reuniones de producción, y nunca más me fui, al igual que María Emilia Ghiglione, que también integra la cooperativa”, añade. En 2015, la Fundación La Hendija dio de baja la solicitud de frecuencia y automáticamente ingresó el pedido la cooperativa, durante la última semana del funcionamiento de la extinta Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA). El número de expediente es lo único que los avala. “Lo que intentamos hacer es solicitar un reconocimiento a la continuidad del trámite. Antes estábamos en la misma situación, porque al ser zona de conflicto (del espectro radioeléctrico) la licencia nunca se otorgó”, dice Cristina.
Los miembros de la cooperativa comentan estar abiertos a las personas que se interesen en el proyecto. Detectan sus puntos flojos dentro del área de venta publicitaria y administrativa, y esperan subsanarlo con esta forma participativa que sume pequeños aportes. En la radio La Cultural, mientras, esperan la próxima boleta de luz como un nuevo disparo de ruleta rusa. “Si no damos pie con bola seguramente no tengamos mucho rollo para adelante, pero no nos vamos a mover de nuestras convicciones”, expresa Carlos Vicentín. Entre esas convicciones está la concepción de comunicación entendida como un derecho humano universal y no como una mercancía, algo que cada vez menos experiencias mediáticas pueden sostener hoy como bandera.
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