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“Ramírez tuvo muy corta mirada o mucha ambición”

En una extensa charla con el aniversario de la creación de la República de Entre Ríos como centro, el historiador Jorge Villanova explicó qué significó, los objetivos y los logros en su corta existencia.

 

Por EQUIPO DE REDACCIÓN DE EL MIÉRCOLES DIGITAL

 

En el programa ‘En La Víspera’, que se emite en simultáneo por las radios LT11 y UNER, producido por la cooperativa El Miércoles los martes a las 22, Villanova se explayó sobre el rol del Supremo Entrerriano, hacia quien tiene una mirada crítica y -como artiguista- adhiere a la postura que lo considera uno de los “traidores del Protector de los Pueblos libres”.

 

No se recordaba tanto en los aniversarios anteriores a la República de Entre Ríos...

Desde 2010 que venimos con Bicentenario tras Bicentenario, cada año tenemos algo para celebrar. Ahora le toca a la República de Entre Ríos, como hace cinco al Congreso de Oriente. Pasa por los gobiernos que tienen la necesidad de reflejar algún hecho histórico, reflejarlo en ellos, querer pensarse como herederos de esos personajes, por eso cada gobierno toma un período o algún hecho histórico. Hasta hace un año no se hablaba mucho de (Francisco Pancho) Ramírez, era como que estaba tapado u olvidado este hecho. Recordemos que el gobernador anterior (Sergio Urribarri) levantó la bandera del Protector de los Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, y ahora al actual, con otro ex mandatario provincial como Jorge Busti, quien hace 20 años ya hablaba de Ramírez. Uno levanta a uno y otro lo hace con otro.

Bromeábamos, pero con trasfondo de seriedad, que tanto Artigas como Ramírez deben estar revolviéndose en sus tumbas: a uno lo reivindica Urribarri y a otro Busti o (el ex senador nacional) Augusto Alasino. Deben estar diciendo “¿qué hicimos mal para que los únicos que nos recuerden sean estos?”, pero la pregunta es: ¿son los únicos que lo recuerdan?

“Da una sensación de nostalgia de lo que pudo haber sido y que a Ramírez no le alcanzó”.

No sabría decir si son los únicos. Pero como con toda la historia, ahora que se puede ver todos los sitios digitales, y como se recuerda y como se comenta, el desconocimiento que hay, en fin, es una falla que viene desde el origen. Habrá fallas que siempre vas a encontrar. Pasa cuando hablás de San Martín, imaginate con Ramírez y Artigas... Pero bueno, tomemos lo positivo: si los gobiernos hablan de Artigas y de Ramírez, bienvenido sea. Después vemos que hacen con eso. Esperemos que los que conocen verdaderamente, los legos en historia, estén de acuerdo con una posición, con otra o lo que sea, hagan valer sus conocimientos y que lleguen a la gente común para que pueda llegar a conocer su historia, que es absolutamente desconocida para la gran mayoría, salvo algunos personajes claves como Ramírez, como nombre nada más, y sobre todo Urquiza, que es clave.

¿Qué es la República de Entre Ríos? ¿de dónde sale?

Es una organización jurídica-política que organizó Ramírez luego de la batalla de Cepeda, donde se enfrenta a su antiguo protector, Artigas, y lo desplaza del poder. Artigas había fundado la Liga de los Pueblos Libres y sobre sus retazos -diría Oscar Urquiza Almandoz- funda la República de Entre Ríos que la integraban Entre ríos, Corrientes y Misiones. Lo hizo por una necesidad de tener más territorio y poder para mostrarle a sus aliados del momento, que fueron Buenos Aires y Santa Fe, alianza que duró hasta ahí.

Aliados con sus enemigos íntimos...

Creo que él sabía que eso iba a durar muy poco, que estaba atado con alambre. Siempre hay que volver un poquito para atrás, cuando se firma el Tratado del Pilar. Cuando vuelven de Buenos Aires (Estanislao) López y Ramírez a sus provincias, López escribe: “No terminamos de pasar el Arroyo del Medio que Buenos Aires estaba rompiendo cosas del Tratado”. Lo que hizo Ramírez fue ir construyendo a su manera y llega a la República de Entre Ríos. A partir de ahí, seguramente tenía otras ambiciones. No tuvo ni tiempo.

“La historia de Entre Ríos es absolutamente desconocida para la gran mayoría”.

Menos de un año después fue asesinado...

“La República Ecuestre”, como dice un historiador como Guillermo Saraví, porque nunca alcanzó a bajarse del caballo. Metafóricamente porque empezó en el Tratado del Pilar y terminó en Río Seco. Si lo ves desde el punto de vista organizativo tampoco fue mucho más allá de que tuvo la intención de organizarla jurídicamente, porque hubo dos reglamentos. Tuvo algunas cosas interesantes, como fue la elección del Supremo Entrerriano que recayó en él, pero fue por el voto de la gente en los distintos pueblos de las tres provincias, la legitimidad popular como se podía aspirar. Puede ser considerado un caudillo menor, en su momento, pero es la continuidad de lo que fue el federalismo de Artigas. Tuvo muy corta mirada o mucha ambición, no se dio cuenta de que al destruir a Artigas también destruye su triunfo en Cepeda. Todo es discutible y vas a encontrar historiadores que dicen que el Tratado del Pilar es el punto más alto del federalismo que se podía conseguir en ese momento. Para mí, es al contrario: llegás a ese punto pero también empieza la decadencia hasta el surgimiento de una figura como Urquiza.

Esa construcción jurídica incluía a Entre Ríos, Corrientes y parte de Misiones, pero esta última como un territorio más amplio de lo que se lo considera hoy.

SÍ, en esa zona ya estaban los portugueses comiendo esa parte noreste del país, pero una vez que cayó Ramírez, lo primero que hacen es separarse. Insisto: Ramírez empieza a acumular poder porque sabe que, en algún momento, a Buenos Aires va a tener que enfrentarla. De hecho, sucedió antes de su caída. Por eso incorpora a Corrientes y a Misiones. En su proyecto estaba reincorporar al Paraguay, que se había separado diez años antes en una suerte de ‘independencia de hecho’, a la República de Entre Ríos o al conjunto de las provincias, porque no era una entidad independiente, sí era autónoma. También pensaba en la alianza de Santa Fe y en algún momento retomar la fuerza sobre la Banda Oriental, donde ya no estaba Artigas, pero sí los brasileros, tomarla y enfrentar a Buenos Aires. Es la guerra que nos atraviesa durante el siglo 19. Él no confiaba en Buenos Aires. Lanza una proclama por tercera vez para marchar sobre esa ciudad, lo invita a López, pero este ya había arreglado por la módica cifra de 25 mil cabezas de ganado para no atacarla. Ahí quedó solo. En la desesperación, intenta volver a lo que había sido Cepeda un año antes, pero las condiciones eran otras. No tuvo la capacidad de ver que, al terminar con el poder unido de los federales, termina minando su propio poder. Debemos saltar a Urquiza, quien sí logrará dominar a Buenos Aires de algún modo, durante un tiempo, pero también termina rindiéndose al poder centralista.

Los defensores de Ramírez justifican su alejamiento de Artigas en la falta de visión del oriental al no comprender que el contexto era desfavorable, que debía revisar el rol que jugaban los líderes aliados, ¿de qué forma se debería abordar esta historia desde nuestra mirada actual? ¿Reivindicar lo mejor de Ramírez y lo mejor de Artigas? ¿Tratar de determinar cuál de los dos tenían razón y quien traicionó a quién?

Es una forma elegante de decir que Ramírez no lo traiciona a Artigas, pero la realidad es esa, es innegable. Como después lo hará López con Ramírez. El problema es cuando revisamos la historia y todo se reduce a la personalidad de Ramírez, de Artigas o López. En realidad, pasa por los intereses de los pueblos. ¿Cómo podemos tomar lo mejor? Bueno, es esto de que la República de Entre Ríos es la continuidad de los Pueblos Libres, es una forma de tomar lo mejor de los dos. Da una sensación de nostalgia de lo que pudo haber sido y que a Ramírez no le alcanzó. Y tal vez Artigas con su intransigencia, pero respaldado por los hechos, porque tenía a los brasileros encima y un gobierno nacional, como era el Directorio, que decía a los brasileros “pasen, derrotenló a Artigas y nos sacan ese problema de encima”, ¿cómo no va a ser intransigente con eso? Y más sus lugartenientes, que eran los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe, quienes eran sus subordinados hasta el día antes de Cepeda y, de golpe, cuando cambia el tablero político la derrota de Artigas, el encumbramiento de Ramírez y de López, todo se trastoca. Sobre la marcha, Ramírez toma otra posición y otra postura que parece más la del vencido, que es Buenos Aires, que la de los vencedores, que son los pueblos del litoral, incluida la Banda Oriental. Uno de los requisitos por lo que se hizo la guerra fue tratar de frenar a los portugueses, que estaban tomando parte del territorio nacional, como era en ese momento la Banda Oriental. Hay que repetirlo: Uruguay era parte de estas provincias.

“La historia es la política de aquel momento contada desde hoy"

LAS IDEAS DE RAMÍREZ

Siempre se destacan hechos de la gestión de Ramírez, como fue un censo, la creación de escuelas públicas, ¿cuáles te parecen que fueron sus máximos logros?

Él lo determina en sus reglamentos, donde organiza la Justicia y el poder militar en cada departamento que tenían las tres provincias. Por ejemplo, la Justicia dictaminaba de una manera que no existía hasta ese momento, lo de juzgar y poder apelar, y de esa forma habilitaba la posibilidad de evitar muertes innecesarias. Intentaba establecer escuelas en los distintos pueblos con maestros a los que se les pagara. Era todo para organizarlo a futuro por la situación en que estaba, las ponía en marcha y después iba a tratar de enmarcarla jurídicamente. La tenía muy clara, en el sentido de que tenía que hacerlo. Otra medida tenía que ver con lo económico para evitar conflictos entre las tres provincias.

“La Asamblea del Año XIII decía que la capital no debía estar en Buenos Aires. Si se hubiese llevado a Córdoba, San Juan, Tucumán o donde sea, el país hubiese sido distinto”.

¿Qué pasó con las disposiciones de Ramírez, se concretaron? Esa idea de que cada comandante de cada región de la República de Entre Ríos instalara una escuela para asegurar a cada vecino que uno de sus hijos accedería a una educación común.

Al menos que sepan leer, escribir y sacar cuentas. También mandaba a que cada estanciero o dueño de campo plantara 50 árboles frutales al año. También, que no se permita exportar vacas ni yeguas, ni se exporten cueros por un determinado tiempo, seguramente para recuperar cabezas de rodeo, que en tiempos de guerra terminan disminuyendo. Pensaba a futuro como lo hacía su colega López, que estuvo 20 años en el poder. Él no estuvo ni un año. Las medidas se irán plasmando a medida que a Entre Ríos llega la paz, con algunos gobiernos como el de Echagüe y con Urquiza 20 años después. Recién ahí se empiezan a ver las medidas porque hay una tranquilidad, no hay movilizaciones a las guerras constantes y los hombres no van a la guerra, por lo que empiezan a trabajar en las actividades del momento, que tienen más que nada que ver con la ganadería.

LA DISPUTA INTERIOR - BUENOS AIRES

La discusión que reaparece cada tanto es un problema irresuelto en la historia argentina. Hace pocas semanas se discutió por los puntos de coparticipación que le sacó a la ciudad de Buenos Aires el Presidente (Alberto Fernández) que le permitió zafar del reclamo de la Policía bonaerense, sigue siendo parte de la discusión de cómo se reparten los recursos del Estado, con una Constitución que dice que somos federales, pero en la práctica somos unitarios...

El hecho de tener 15 millones de personas viviendo en Buenos Aires y sus alrededores hace que sea un país anormal, en el sentido de no hay redistribución de riquezas en el interior en el país. Podemos decir que el problema es este gobierno o el anterior, pero esto viene desde mucho antes, de la forma de concebir el país, de no haber tomado el toro por las astas. Artigas, en las instrucciones para la Asamblea del Año XIII, decía que la capital no debía estar en Buenos Aires. Mirá si se hubiese hecho, si se hubiese llevado a Córdoba, San Juan, Tucumán o donde sea. Posiblemente, el país hubiese sido distinto, no estaría centralizado por el puerto, que es la entrada y salida de las riquezas que luego Buenos Aires distribuía a gusto y piacere al resto de las provincias. Si no entendemos eso no podremos entender de por qué se dan estas luchas intestinas durante todo este momento. La disputa de federalismo y unitarismo se trata de eso: quién maneja los fondos, quién los distribuye y cada uno con sus intereses para defender sus posiciones. Los porteños y bonaerenses decían, en aquel momento, que por naturaleza les había tocado ser la puerta del país y eso era así, y que el resto debía organizarse de otra manera. Eso fue lo que tuvimos, la guerra civil durante todo el siglo.

Tal vez, recordar estos 200 años y de dónde sale toda esta conmemoración nos ayude a que, en algún momento, seamos capaces de abordar esos desafíos todavía vigentes...

Historiadores como Mitre, López, hasta Sarmiento aunque no lo sea, sostenían que los caudillos representantes de los pueblos de las provincias eran bárbaros, mercenarios, sátrapas, todos los epítetos negativos lo tenían ellos. Como le tocó a (Francisco) Solano López en Paraguay. Eran todos monstruos. Nuestros historiadores entrerrianos, como (Benigno) Teijeiro Martínez o (Martín) Ruiz Moreno, que son los primeros que empiezan hablar de Ramírez, buscan una identidad. Sin oponerse a la forma de ver la historia de los López o los Mitre, pero buscan reivindicar a los caudillos de las provincias porque también necesitan afirmar la identidad provincial, en su momento. Hablamos de fines del siglo 19 (1880-1890) y ahí surgen nuestros caudillos: Ramírez, Bustos, como personajes para nuestra historia desde nuestro punto de vista y hay una disputa de quién tiene el control de la historia. No hay división ideológica porque son todos liberales y la ven desde ese punto de vista, pero sí una cuestión de orgullo porque debés armarte una historia para identificarte con algo. Y así como defienden a Ramírez porque personalizan la historia, atacan Ruiz Moreno y Teijeiro Martínez, a Artigas lo destrozan, dicen que es autoritario, sanguinario... Lo mismo que dice Sarmiento.

“No tuvo la capacidad de ver que, al terminar con el poder unido de los federales, termina minando su propio poder”.

“El caudillo bueno siempre es el mío”, y al mismo tiempo todos los pueblos necesitan en su proceso de construcción de identidad idealizarlos para tener héroes que inspiren sus vidas.

Lo que seguimos haciendo actualmente. La historia es la política de aquel momento contada desde hoy. Y también la política de hoy será la historia del futuro. Pasa lo mismo con los líderes políticos de hoy cuando los endiosas o los atacás tomando las dos posiciones, entre el amor y el odio. Es más simple contar la historia a través de personajes buenos y malos que ver qué es lo que hay atrás de eso. Lo repetimos constantemente, no es sólo el hecho militar o el político. A estos seres mitológicos que han creado debemos traerlos a la realidad para que entendamos que también hoy cualquiera puede ser un artífice de la política y de la historia.

Entrevista a Jorge Villanova en el programa ‘En La Víspera’ este martes 29 de septiembre de 2020

 

LA BIOGRAFÍA DEL GRINGO

Jorge Gaspar Villanova nació en 1970 en Concepción del Uruguay, vive en Colonia Caseros y tiene sus raíces en Colonia Los Ceibos. Se formó en la Escuela Pública: la N° 20 Remedios Escalada de San Martín, luego en el Histórico Colegio del Uruguay y el INES Victoria Ocampo, donde egresó como profesor en Historia y Educación Cívica.

En el semanario El Miércoles publicó innumerables notas acerca de temas históricos, políticos, culturales y deportivos, además de en otros medios regionales. Participó con cuentos y relatos históricos en la antología Puño y Letra de Gente Nuestra, editada por la Municipalidad de Caseros (2011), y es autor de ‘Fernández y Brizuela. Socialistas y artiguistas’ (Tinta China, 2013).

Con la editorial El Miércoles publicó su libro ‘Lado A. Una de rockeros. (Breve historia de cómo se construyó el rock uruguayense)’.

Actualmente colabora con diversos artículos en el sitio El Miércoles Digital.

Como cooperativista, integra el Consejo Directivo de la Cooperativa de Servicios Públicos Ruta J Ltda.

Como artiguista, es miembro de la Junta Abya Yala de los Pueblos Libres.

Afiliado al Partido Socialista, participó de la conducción local y provincial de la Federación Entrerriana de dicho partido, del cual también fue congresal nacional y candidato a senador provincial. Fue socio fundador y presidió la Biblioteca “Alfredo Bravo”, de Concepción del Uruguay.

 

 

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