Cada tanto aparece el tema de la reconciliación, una supuesta instancia superadora del conflicto. Ángela Merkel visitó una sinagoga, y el diputado Eduardo Amadeo afirmó que se trataba de un acto de reconciliación. Además del prejuicio de suponer que Ángela Merkel actuó en nombre de la Alemania nazi, cabe preguntar si es posible reconciliar lo que en principio es irreconciliable.
Por ANÍBAL GALLAY especial para EL MIÉRCOLES DIGITAL
La canciller de Alemania, estando de visita en Argentina, tuvo a bien visitar una sinagoga.
A raíz de esto el diputado Eduardo Amadeo escribió en una red social que esa visita era una demostración palmaria que la reconciliación es posible. Textualmente escribió: “La visita de Merkel a la Sinagoga demuestra cómo es posible y esencial la reconciliación. El que quiera oír que oiga”.
La afirmación no fue ingenua. Es un razonamiento: si la canciller de Alemania Ángela Merkel puede visitar una sinagoga, ello implica que en Argentina también puede haber una reconciliación en relación a los represores autores de delitos de lesa humanidad.
La otra mejilla
Cuando los propiciadores de la reconciliación buscan argumentos, se trae a colación aquel pasaje del evangelio de Mateo, donde Jesús indica que ante una bofetada en una mejilla, debe ofrecerse la otra.
Esto merece dos acotaciones. La primera es que Jesús expresa no reaccionar instintivamente y no buscar venganza. La segunda es que se trata de un pleito entre iguales. Y un agregado: es una crítica a la Ley del Talión, y el principio de “ojo por ojo y diente por diente”. Esto fue un progreso significativo, pero seguía siendo una posición vengativa, aunque controlada por la ley. Jesús llama a superar la venganza como camino de resolución de los pleitos. El camino en todo caso es la justicia.
El estado represor
¿Es posible pedir a los judíos que perdonen a los nazis, y que se olviden del holocausto?
¿Es posible pedir a los armenios que perdonen a los turcos? El estado turco eliminó a un millón y medio de armenios, en busca de la limpieza racial.
¿Es posible pedir a los japoneses que perdonen lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki?
No es posible porque no se trató de un conflicto entre iguales. Se trató del poder represor del estado contra poblaciones con escasa o nula capacidad de defensa.
El filósofo italiano Benedetto Croce sostenía que la lucha fundamental de los seres humanos a lo largo de la historia tiene como finalidad alcanzar la libertad.
De modo que reconciliarse, perdonar a los negadores de la libertad, seria retroceder en esa búsqueda.
El diputado Eduardo Amadeo cae en el prejuicio que los alemanes son nazis. Ángela Merkel es alemana y como tal fue a reconciliarse con los judíos de Argentina. Es una interpretación banal.
No pueden perdonarse tales atrocidades, porque se estaría frente a la posibilidad verdadera que se repitieran, en los lugares donde ocurrieron.
En la Alemania nazi hubo un estado que eliminó a millones de judíos, gitanos, negros, discapacitados… en nombre de la superioridad racial de los arios.
En la Argentina hubo un estado que utilizó todo su poder para sembrar el terror, torturar, matar y desaparecer personas.
En 1915 el Estado turco condenó a la muerte a un millón y medio de armenios en nombre de la limpieza racial.
No fueron errores sino estructuras represivas destinadas al exterminio.
Perdonar estas atrocidades es abrir las puertas para que se repitan.
rubengallay@hotmail.com
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