Diferentes propuestas legislativas se encuentran en debate para aprobar una normativa provincial que regule el uso de agrotóxicos. A modo de recordar los aportes que realizaron ciudadanos involucrados en la temática, desde la campaña “Paren de Fumigar las Escuelas” difundieron el trabajo realizado el año pasado a través de un foro-taller con la participación de diversos profesionales, estudiantes y público en general.
DEBATES Y CONCLUSIONES
El trabajo acercado a El Miércoles Digital por parte de la campaña Paren de fumigar las escuelas, sostenida por Agmer Uruguay y la Asamblea Ambiental de nuestra ciudad, arrojó los siguientes resultados:
La médica Inés Piñero, actualmente encargada del área epidemiología del Hospital Urquiza, relató su experiencia al frente del Centro de Salud de la localidad de Santa Anita durante los primeros años del “boom sojero”, donde no sólo pudo comprobar de manera directa efectos agudos de la intoxicación con agrotóxicos en los humanos –problemas en la piel y en las vías respiratorias, por ejemplo- sino que también sufrió las consecuencias sociales al ser marginada por los sectores dominantes de la pequeña localidad -todos ligados en mayor o menor medida al “agro-negocio”- debiendo solicitar el traslado a nuestra ciudad.
Luego el especialista en Derecho Ambiental, Juan Ignacio Pereyra, del CELMA –Centro de Estudios Legales del Medio Ambiente- puso en duda la eficacia de nuevas leyes, en cuanto vemos la falta de capacidad o voluntad para hacer cumplir la legislación vigente, la Constitución Nacional en primer lugar y la Ley General de Ambiente luego; puso como ejemplo de esto inexistencia de la Evaluación de Impacto Ambiental en una actividad –las pulverizaciones áreas o terrestres en lotes de agricultura industrial- que esparce sustancias tóxicas de manera prácticamente indiscriminada.
Lo dicho por Pereyra fue sostenido también por Marcela Haiek, abogada y docente universitaria, que también resaltó la importancia de contar en nuestra provincia con una Constitución que es de las mejores en materia del cuidado del ambiente, pero que en muchos casos no es tenida en cuenta.
Cerrando el panel el ingeniero agrónomo y también docente universitario, Javier Souza, describió y comparó el modelo de agricultura industrial con la forma agroecológica de producir alimentos. Mostrando claramente que es posible producir alimentos en cantidad y calidad para todos, sin necesidad de envenenar el ambiente y enfermar a la población.
Luego de una pausa se debatió de manera asamblearia donde varios de los asistentes expresaron sus opiniones y siempre estuvo presente el hecho de privilegiar la salud y vida por sobre los intereses económicos de algunos pocos, como también la necesidad de no limitar el abordaje solamente a los agrotóxicos sino a todo el modelo de agricultura industrial
CONSIDERACIONES
· El modelo de agricultura industrial sostenido en la siembra de semillas genéticamente modificadas y la aplicación de herbicidas y fertilizantes, no ha sido evaluado de manera integral en sus efectos sobre la salud de las personas ni tampoco en las consecuencias socio-ambientales que genera. Después de más 20 años de práctica y desarrollo se podría verificar que NO es ambientalmente sustentable, ni económicamente rentable.
· Existe suficiente evidencia científica demostrativa de las numerosas enfermedades agudas (alergias, afecciones en la piel, vías respiratorias, etc.) y crónicas (cáncer, infertilidad, malformaciones, abortos espontáneos y otras) que genera el uso de agrotóxicos.
· Numerosos testimonios recogidos y comprobaciones propias nos permiten afirmar que las prácticas que requiere el modelo de agricultura industrial se realizan violando e incumpliendo la constitución, las leyes y disposiciones vigentes. El control del estado es escaso, deficiente y en muchos casos nulo.
· Existe legislación y las propias constituciones de los estados nacional y provincial son lo suficientemente claras y precisas, en cuanto a las acciones a realizar en resguardo de la vida y el ambiente. Como cualquier otra actividad que pueda afectar la salud y/o el ambiente, los monocultivos industriales que requieren la aplicación de herbicidas y fertilizantes deben contar con Evaluación de Impacto Ambiental previa a su realización, según lo establece la Ley General de Ambiente.
· La clasificación de toxicidad (Bandas Verde, Azul, Amarilla y Roja) de los plaguicidas utilizados en la agricultura industrial está medida por la DOSIS LETAL 50 (DL-50), establecida en 1927 y que sólo muestra capacidad letal, es decir que cantidad del producto es necesaria para matar. No considera los efectos crónicos de la sustancia.
· Los planes oficiales de Promoción de la Salud y los de Formación Docente no incluyen los riesgos a la salud que implica el uso de agrotóxicos.
· El uso y aplicación de agrotóxicos está regulado por los ministerios de Agricultura y Producción sin participación de las áreas de ambiente y salud.
· La utilización de palabras como “fitosanitarios, agroquímicos, defensivos, agentes de protección de cultivos, agentes para contingencias” para referirse a los biocidas utilizados en la agricultura industrial es engañosa y pretende suavizar, minimizar o distorsionar el concepto.
Vemos en el diccionario de la RAE (Real Academia Española) el significado del vocablo “cida”:
-cida. (Del lat. -cida, de la raíz de caedĕre, matar).
elem. compos. Significa 'matador' o 'exterminador'. Herbicida, insecticida.
· Las alternativas para producir alimentos sanos y frescos para todos sin la necesidad de utilizar el paquete tecnológico de transgénicos y agrotóxicos, existen y están probadas a través del tiempo. Recientes y exhaustivas investigaciones de distintas organizaciones de reconocida trayectoria muestran“…cómo los productores campesinos e indígenas del mundo, que suman aproximadamente 3 mil millones de personas —rurales y urbanos, pescadores y pastores— no sólo alimentan a la mayor parte de la población del planeta, sino que crean y conservan la mayoría de la biodiversidad global. La cadena industrial de producción de alimentos, en contraste, utiliza el 70% de los recursos agrícolas para producir únicamente el 30% de las provisiones alimentarias globales.(Informe Grupo ETC)
· Estas son algunas de las cuestiones planteadas en el Foro que promovimos, las que nos llevan a pensar la necesidad de un debate más amplio en todos los sentidos posibles. Entendimos que podemos y debemos revisar no sólo la regulación de los agrotóxicos, sino el modo de producción agropecuaria en todos sus aspectos y para ello es imprescindible la participación de la ciudadanía. Nuestra legislación (Constitución Nacional y Provincial, Leyes y Ordenanzas) establece diversas formas de participación popular que trascienden y enriquecen el ejercicio del voto. El necesario debate sobre el modelo agrícola sería una buena manera, no sólo de comenzar a usar esas herramientas, sino también de crear nuevas.
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