Luego que trascendiera que ya hay 25 molinos en la Argentina que procesan granos de trigo transgénico, tipo HB4, una de las preguntas que surgió al respecto fue cómo conocer cuáles son las harinas elaboradas con esta polémica variedad. La respuesta seguirá siendo un misterio, porque por normativa sanitarias internas, los derivados realizados con organismos genéticamente modificados no cuentan con etiquetado externo para su comercialización.
Así lo confirmaron oficialmente a ERA Verde desde el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), señalando que, si ya fueron aprobados en su aptitud, son considerados “seguros”.
A través de un sitio especializado de noticias agropecuarias, Bichos de Campo, a fines de febrero la ciudadanía argentina tomó conocimiento que desde 2022 viene comiendo panificados elaborados con harinas hechas con transgénicos sin saberlo. La novedad se presentó como parte de los avances comerciales de la empresa Bioceres, que en secreto vende el trigo genéticamente modificado a al menos 25 molinos que lo mezclan “sin problema” con el grano convencional, se consignó citando a un alto ejecutivo de la firma.
Desde que fue aprobado su cultivo, en octubre de 2020, y luego su comercialización, en mayo de 2022, la variedad de trigo genéticamente modificado HB4 viene siendo cuestionada principalmente porque viene acompañado por un “paquete tecnológico” altamente peligroso. Resulta que esta semilla desarrollada para aumentar los rendimientos ante situaciones de “estrés hídrico” (sequía), demanda para el control de malezas la aplicación de glufosinato de amonio, un químico catalogado por Senasa dentro de la “banda azul”, es decir “15 veces más tóxico que el glifosato” que está catalogado “banda verde”, han señalado desde el Colectivo Trigo Limpio, el grupo de científicos que viene dando la voz de alerta sobre la utilización de esta variedad.
A estas advertencias se han sumado distintas organizaciones sociales, ambientales, académicas e incluso del sector agrícola, como Centro de Exportadores de Cereales como la Federación de Acopiadores. Esta organización, ante el temor de perder mercados internos e internacionales, llegó a presentar a la Justicia Federal la suspensión de las autorizaciones para el HB4, por lo irregular y poco transparente.
La acción de los acopiadores y exportadores suma otras dos demandas, reseño la agencia de noticias Tierra Viva, quien contabilizó la de productores agroecológicos conocida como "Fany Giménez", que exige la suspensión de todos los cultivos transgénicos. En esta causa, el fiscal federal Fabián Canda advirtió que el proceso de aprobación violó, entre otros, el principio precautorio de la Ley General del Ambiente, que establece que ante la posibilidad de un daño grave o irreversible deben tomarse medidas eficaces para impedirlo. El otro expediente se tramita en Buenos Aires el juez de Mar del Plata Néstor Adrían Salas, quien ordenó suspender el uso y liberación del trigo HB4 en todo el territorio de esa provincial. La resolución fue tomada a partir de un pedido de un colectivo de organizaciones, productores y pueblos indígenas, acompañada por la ONG Naturaleza de Derechos. “La medida todavía no está firme: se espera del fallo de la Cámara en lo Contencioso Administrativo de Mar del Plata”, indicó Tierra Viva.
Dudas
Conocida la comercialización y la “mezcla” con harina convencional resta saber cuáles son los subproductos del trigo elaborados con transgénico. Este requerimiento informativo fue trasladado por ERA Verde a Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, desde donde se respondió que “no hay regulaciones sobre etiquetado de transgénico en alimentos, ni en Senasa ni en otros organismos de Argentina”, se afirmó.
A través del área de Prensa, el coordinar General de Biotecnología de la Dirección de Estrategia y Análisis de Riesgo, Andrés Ignacio Maggi, explicó que “esto se fundamenta en que previo a la comercialización de algún OGM para alimentos, se realiza una evaluación en Senasa respecto a su aptitud alimentaria, por lo que los mismos se consideran tan seguros y no menos nutritivos que los productos no OGM”.
El consumo de harina de trigo HB4, como el de cualquier alimento con transgénicos, por ahora, seguirá siendo un enigma en la Argentina.
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