“Si le gustó, que se cuide” fue la frase que utilizó una de las alumnas de tercer año en una escuela secundaria de nuestra ciudad en una ronda de conversación donde ellos mismos propusieron el tema “aborto”.
(*) Por ANALÍA HERNÁNDEZ
La primera aclaración de la profesora fue preguntar si discutíamos estar, o no, de acuerdo con el aborto o si se discutía la legalización, o no, del mismo. La frase, tan cotidiana, tiene una fuerte raíz cultural en donde en nuestra educación sentimental se nos está permitido enamorarnos, incluso morir de amor, pero no el placer. En “El Imperio de los Sentimientos” Beatriz Sarlo explicita cómo, a través de distintos soportes, la mujer es entrenada sentimentalmente es así como se nos enseña a sentir el amor de manera romántica y desapasionada.
Por lo mismo no podemos entrar a mencionar un tema que, desde el gobierno Nacional se habilitó, luego de que los programas faranduleros de mayor rating midieran picos de audiencia con debates de referentes feministas planteando el tema.
Eso es, en el fondo, lo que está censurado, el grado de placer que se nos ha vedado a las mujeres. En ese tránsito nuestro cuerpo nos ha sido vedado, enemistado y hasta negado, tanto que para nosotras mismas uno de los primeros quiebres en la generación de los 80 es la conciliación con nuestro propio ser. Desde pequeñas niegan nuestra vulva, luego la menstruación, la vemos como una tortura, algo negativo, con dolor, olor y carga.
La historia de la sexualidad y el placer es antiquísima pero desde el siglo 18, o casualmente desde la revolución industrial y la corriente del romanticismo, la organización de la familia burguesa en la cultura occidental es el mandato que ha instalado a la mujer como piedra fundacional de la familia y la sociedad burguesa. Es por ello que para hablar de embarazo e interrupción del mismo no se puede no hablar de sexualidad, placer y goce.
En síntesis, no existe lo que no se dice y el aborto es una realidad, se puede o no estar de acuerdo pero su legalización es una deuda de la democracia y los pañuelos verdes hoy cuelgan de las mochilas de adolescentes que concurren a nuestras escuelas, sólo basta con mirar.
Entre otros puntos, el proyecto de ley establece en su artículo 1º que: "En ejercicio del derecho humano a la salud, toda mujer tiene derecho a decidir voluntariamente la interrupción de su embarazo durante las primeras catorce semanas del proceso gestacional". Además, asegura que toda mujer tiene derecho a acceder a la realización de esta práctica del aborto en los establecimientos del servicio de salud en un plazo máximo de 5 (cinco) días desde su requerimiento".
Este jueves 19 expuso en la Cámara de Diputados de la Nación una entrerriana, licenciada en obstetricia, Carolina Comaleras, trabajadora del Hospital Materno infantil San Roque de la ciudad de Paraná. Su exposición arrojó la primera estadística de un órgano oficial en nuestra Provincia. Dijo que: “En el 2017 fueron 274 mujeres de 13 a 49 años las que concurrieron al nosocomio a solicitar el aborto. No ocuparon camas, se les otorgó la medicación con una receta y se las acompañó de manera amorosa en todo el proceso, que nadie dice que se hace sin tristeza y/ o angustia. El 98 por ciento de ellas católicas, en su mayoría madres de otros hijos. Algunas quisieron atarse las trompas y no se lo permitieron, unas juzgadas por embarazarse para cobrar un plan y otras, profesionales y o estudiantes, que no deseaban la maternidad…”.
En síntesis, no existe lo que no se dice y el aborto es una realidad, se puede o no estar de acuerdo pero su legalización es una deuda de la democracia y los pañuelos verdes hoy cuelgan de las mochilas de adolescentes que concurren a nuestras escuelas, sólo basta con mirar.
(*) Comunicadora social. Docente. Militante de social y de género. Integrante de “El Miércoles Comunicación y Cultura. Cooperativa de Trabajo Ltda”.
Esta nota es posible gracias al aporte de nuestros lectoresSumate a la comunidad El Miércoles mediante un aporte económico mensual para que podamos seguir haciendo periodismo libre, cooperativo, sin condicionantes y autogestivo. |