“La Soberanía Política pertenece al protagonista de la organización nacional que es el pueblo, en la plenitud de sus derechos políticos constitucionales. Se proyecta, así mismo, en la identidad nacional y su presencia en el concierto mundial. Exige la defensa de la soberanía territorial y cultural contra toda forma de colonialismo, satelización o agresión”
Julían Licastro
(*) Por JUAN MARTÍN GARAY
Cuenta el Doctor en Historia Alberto Lettieri que: …”El 26 de agosto de 1833 un grupo de ocho gauchos que se habían desempeñado como peones rurales, liderado por el “uruguayense” Antonio Rivero y armado con facones, espadas y boleadoras, tomaron la comandancia durante cinco meses…;…Rivero y sus hombres ejecutaron al representante inglés y a quienes habían obedecido sus órdenes y, según han sostenido José María Rosa y Fermín Chávez, izaron el pabellón nacional, en un acto de sentida reivindicación de la soberanía. De este modo, consiguieron que la bandera inglesa no flameara en las islas entre el 26 agosto de 1833 y el 10 de enero de 1834. A principios de 1834 arribó el buque de guerra ingles Challenger, que tomó el control de las islas, apresó a los patriotas, Rivero fue el último en entregarse, el 18 de marzo de 1834…;…Rivero y sus gauchos adquirieron dimensión mítica, al expresar magníficamente el sentimiento nacional. Una vez detenidos, Rivero y sus hombres fueron juzgados por las autoridades inglesas…;…Lo curioso es que el tribunal no encontró materia para condenarlos, sea porque no daba valor a las actas fraguadas, sea porque consideraba que los gauchos pelearon en defensa de un territorio argentino, que ellos habían usurpado y dispuso que fueran devueltos a su patria…;…Tras su procesamiento, este peón de estancia convertido en héroe nacional y sus hombres fueron deportados a Montevideo. Una vez liberado, y retornado en al territorio nacional, Rivero se integró a los ejércitos de la Confederación Argentina, estimándose que habría muerto combatiendo a ingleses y franceses en la Batalla de la Vuelta de Obligado, el 20 de Noviembre de 1845…;…Para el revisionismo histórico constituye un contundente ejemplo del compromiso incondicional de los sectores populares rioplatenses con la causa de la soberanía y la independencia nacionales”…
Licastro enseña que en relación al Poder existen (hoy) dos modelos políticos claramente diferenciados. Un modelo participativo, donde el poder representa anhelos comunitarios de justicia social, independencia económica y soberanía política; y un modelo excluyente, donde el poder permanece en círculos estrechos de influencia y presión con fines especulativos, a expensas del desarrollo integral del país (subdesarrollo y pobreza).
Porque la Patria es un Don y la Nación una tarea, la concepción doctrinaria del peronismo cobra mayor importancia (si se la practica) en este nuevo tiempo. Para llevar adelante esta tarea de (re)construir la Nación, más que nunca la filosofía como “hermana mayor de la política” deberá seguir siendo el Justicialismo, el principio rector la Tercera Posición, la forma de ejecución la Doctrina, la propuesta el Proyecto Nacional, la meta de todo la Liberación y la fuerza orgánica para ello el Movimiento.
En el último tiempo hemos visto como ha habido un “cambio” de método por el cuál varios dirigentes políticos se han mimetizado con el espectro dominante actual, abandonando las reivindicaciones nacionales y sociales del pueblo. Ante esta realidad urgen tiempos de preparación de grandes iniciativas que generen esperanza en el abordaje del destino del Proyecto Nacional, que logren encender los corazones e imaginación de los cuadros para “ver, apreciar, resolver y actuar” y, fundamentalmente, que nos vuelvan a votar quienes antes nos tenían como una opción válida.
La frustración de quienes antes nos votaban y no lo hicieron en las últimas elecciones, pero confiaron en un “cambio”, están surgiendo de las grandes contradicciones económicas y sociales que existen y se profundizan, las que resultan ser “verdades de perogrullo” para todos.
Ante un escenario electoral por venir en el 2019, a mis compañeros Justicialistas me permito -con todo respeto- decirles que el desafío pasa por generar una participación protagónica al pueblo (modelo participativo), ir por la ejecución de un programa que se ajuste a las reales necesidades económicas y sociales, buscando una cohesión de las fibras íntimas que componen históricamente el campo nacional (tarea nada fácil por cierto).
La única manera de volver será si logramos representar la esperanza en la gente, el pueblo; buscando una verdadera soberanía política que ponga fin a un modelo excluyente, a un modo de ejercer la política sin esencias ni contenidos, a la búsqueda del poder por el poder mismo, a la mera ambición de cargos para beneficio personal o de satisfacción de egos.
¿Volveremos?, ¡sí!, cuando despertemos verdadera esperanza en la gente y nos tomen como una opción válida, solo así.
(*) Concejal del Partido Justicialista / Presidente del Bloque de Concejales (PJ/FPV) de Concepción del Uruguay.
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