Una muestra de la crisis. Querían crecer y debieron contraerse.
En mayo de 2020, en plena pandemia por el COVID-19, un grupo de siete mujeres de entre 20 y 45 años conformaron en la ciudad entrerriana de San José la Cooperativa “Sueños y Puntadas”.
Son del rubro textil, todo lo que sea indumentaria, tienen su propia marca dedicada a la ropa oversize de mujer, pero por el momento por temas económicos sólo están trabajando de talleristas para otros emprendedores o marcas de la zona.
Tenían un local alquilado con vidriera donde disponían de un punto de venta, la recesión económica y los aumentos impidieron que puedan renovar el contrato.
“Entonces, está como en standby, la marca propia”, señaló Melina Campodónico, su presidenta, a El Portal de las Cooperativas.
Ahora trabajan cada una en sus hogares tras concretar la división de insumos, herramientas, maquinarias y muebles.
De las 7 fundadores actualmente quedan 4 socias: dos son talleristas,una administrativa y otra que hace la parte de sublimación como bordado, entre otras cosas.
Lamentó que no puedan vivir de la cooperativa, lo cual era su idea cuando arrancaron , “obviamente que por cuestiones externas, de economía del país y demás cosas cuesta un poco. La gente que no sabe lo que es el cooperativismo piensa que va a tener un sueldo fijo,y no es así, entonces si no tenés el convencimiento, es difícil llevarlo”.
Trabajan para una emprendimiento de ropa de bebés y niños de Villa Elisa(departamento Colón); también para gente de Concepción del Uruguay que hacen ambos médicos; lo mismo para una marca de San José que se denomina ‘AMR’ que confecciona ropa deportiva, sublimación full print, full color ; lo mismo hacen con “Tropus” de Colón a quienes le confeccionan buzos y remeras.
Materia prima
La materia prima para la fabricación de la marca propia la compraban en Concepción del Uruguay, “si eran producciones grandes por ahí hacíamos alguna que otra compra en Buenos Aires”.
“Decidimos seguir trabajando como talleristas porque solamente hacemos la confección, no nos tenemos que encargar de la materia prima e insumos, te lo trae todo el cliente”, explicó.
Para estar actualizados, dijo, hacen cursos a nivel municipal “cuando hay algo”; porque a nivel provincial “es muy poco, por el tema que hay que viajar”. Aclaró que si aprovechan todo lo que sea virtual, “la parte práctica es muy importante cuando inicias la confección, pero para el que ya tiene el conocimiento es mucho más fácil de manera online, porque sabés como funcionan las máquinas”.
También remarcó que a raíz de dedicarse sólo a la confección, y salir del circuito comercial, no pueden visualizar si las aperturas a las importaciones afecta al sector, “los emprendedores, las empresas grandes, se dan más cuenta, cálculo yo, no tengo idea, no sabría qué responder”, se sinceró.
Maquinaria
“Comenzamos con máquinas prestadas hace tres años en plena pandemia, luego las dos primeras máquinas industriales que compramos fueron por medio de un préstamo que nos hicieron desde Conarcoop y Fecootra; después las otras por medio de subsidios de proyectos y comodatos”, comentó sobre su proceso de capitalización.
Sueñan con volver a trabajar y abocarse a la propia marca, en agrandar la producción, las maquinarias e integrantes “esa es la parte complicada de las cooperativas, es difícil conseguir gente, más en los pueblos chicos, no se sabe mucho y la gente desconoce y ante lo desconocido como que no se mete mucho. Es como un vaivén, porque al no ser un producto esencial la indumentaria la gente había dejado de comprar, se empezó a ir gente, la venimos piloteando como podemos”, concluyó.
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