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El pedido de Justicia no cesa. (Foto: Archivo de El Miércoles Digital).
POR UNA SUPUESTA MALA PRAXIS EN EL HOSPITAL URQUIZA

Comienza el debate por la muerte de Thiago Albornoz

Desde las 9 de este martes se desarrollará el debate oral y público por la muerte del pequeño Thiago Albornoz ocurrida el 13 de julio de 2012 en el Hospital Urquiza. Los padres acusan de una deficiente atención médica a la subjefa de Pediatría. El caso tuvo un importante impacto social, y en ese marco se realizaron varias marchas.

Este martes, desde las 9, en la Cámara de Apelaciones local, se desarrollará el debate oral y público por la muerte del niño Axel Thiago Albornoz, de casi tres años, ocurrida a las 13.40 del 13 de julio de 2012 en el Hospital Justo José de Urquiza. Los padres, desde entonces, denunciaron una supuesta mala praxis en la atención del pequeño, y luego de varias marchas y casi cuatro años, la causa –que tuvo una fuerte repercusión en la sociedad uruguayense- comienza a definirse. Por el incidente llega a juicio la médica Sonia Tolosa, subjefa de Pediatría del nosocomio.

Durante la primera jornada del debate oral y público (cualquiera puede asistir), ante el tribunal conformado por Alberto Seró, Mariela de Di Pretoro y Alejandrina Herrero, las partes darán sus alegatos de apertura y declarará por teleconferencia Horacio Siromski, médico forense que realizó la autopsia del cuerpo de Thiago. También declararán los padres de Thiago, Hugo Antonio Albornoz y María Soledad Fister, que son representadas en la querella por Gustavo Soppelsa.

La Fiscalía, a cargo de Fernando Martínez Uncal, y Soppelsa se enfrentarán en el juicio a Félix Pérez y Sebastián Arrechea, defensores de Tolosa, quien llega a esta instancia acusada de homicidio culposo, que tiene una pena de seis meses a cinco años de prisión y de inhabilitación especial de cinco a diez años (de acuerdo al Artículo 84º del Código Penal: “Será penado con reclusión de seis meses a cinco años e inhabilitación especial, en su caso, por cinco a diez años el que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, causare a otro la muerte”. Es de destacar, por su parte, que el debate ocurre debido a que la profesional decidió -durante la IPP- no pedir una suspensión del juicio a prueba (la mal llamada ‘probation’).

 

Una de las tantas marchas. (Foto: Archivo de El Miércoles Digital).
Una de las tantas marchas. (Foto: Archivo de El Miércoles Digital).

 

Según el informe de Walter Daniel Aguirre, médico forense interino del Poder Judicial de Entre Ríos; y Luis Moyano, jefe del Departamento Médico Forense de Entre Ríos; el gurisito perdió la vida a causa de una infección debido a que, ya diagnosticado el agente causal único, no fue atacada con el antibiótico adecuado, que es según los conocimientos médicos actuales, el de elección preferente. Según la querella y la Fiscalía, se optó, inexplicablemente, por otros. “La defensa arguye explicaciones alternativas, pero no se registra un respaldo científico a esas explicaciones”, aseguró a El Miércoles Digital el abogado de la familia.

Los Albornoz llegan a este juicio cambiando de letrado, puesto que Soppelsa es designado por la familia en una instancia prácticamente agotada de la IPP. Este profesional, al igual que Martínez Uncal, mostró un fuerte desacuerdo con una medida procesal previa al debate, aceptada por el recientemente jubilado juez de Garantías Tomás Rojas, al aceptar éste dos testimonios de la defensa que ambos abogados consideran “totalmente irregulares”, por lo que hicieron reserva de casación, que –aseguran- mantendrán en el debate. Sin embargo, la prueba (las declaraciones testimoniales de los médicos Barbero y Vega) fue aceptada por Rojas y se la presentará en juicio contra esa oposición.

Más allá de la imputada en este caso, en varias ocasiones, antes de este paso judicial, los familiares de Thiago han mostrado su descontento con la reacción del Estado a través del Hospital y sus autoridades, sobre todo hacia el entonces director y actual viceintendente, Martín Oliva, al que acusan de haber reaccionado tardíamente ante los reclamos, y que sólo esbozó alguna respuesta tras la primera marcha, que llegó hasta las puertas del centro asistencial.

Por otra parte, la actuación de Martínez Uncal es considerada correcta por la familia, “se aprecia seria, y dedicada contrastando con la actuación que se ha observado de otros de sus colegas del Ministerio Publico, y aún del fiscal coordinador (Fernando Lombardi) en otras causas”, destacó Soppelsa a este medio. “Ha abordado la investigación con seriedad, y pedido un número importante de aclaraciones a los peritos, más otras pruebas, conformando un cuadro de imputación adecuado y sólido”, sumó el actual abogado querellante.

La querella espera que el Tribunal dedique un serio examen al caso. “Porque se trata de personas que por su condición son vulnerables. Lo era Thiago, que había acudido al hospital público. Hoy su padre se encuentra desocupado. Es la ocasión de exhibir por parte de los magistrados un verdadero interés por las víctimas de un delito, sea quien fuere el acusado y el damnificado. Y se espera que la condición de la víctima, que es a menudo traída a juicio como determinante en otros ilícitos –violencia de género, delitos sexuales, etcétera- no esté ausente en la apreciación del Tribunal”, reclamó Soppelsa ante El Miércoles Digital.

“Se trata de una criatura de corta edad, a la que una médica del servicio público le prestó una atención deficiente” –según la acusación pública y la querella- y que, por lo tanto, “no es un caso genérico de mala praxis, sino que también es una mala praxis encuadrada en el cuidado de la salud de los más vulnerables en doble sentido: chicos y chicos que deben acudir al hospital público por carecer de obra social”.

La acusación particular destacó que el fatal desenlace de la atención de Thiago se debió no sólo a una enfermedad, sino también a la pertenencia social del gurí, que conformaba la porción más sensible, ya que, asegura el abogado: “Esto no hubiera ocurrido si hubiese sido atendido con el cuidado que requería su condición de doble vulnerabilidad”. Debido a su realidad económica, la familia de Thiago sigue atendiéndose en el Hospital Urquiza.

 

Según la pericia forense, el niño perdió la vida a causa de una infección que no fue atacada con el antibiótico adecuado.
Según la pericia forense, el niño perdió la vida a causa de una infección que no fue atacada con el antibiótico adecuado.

 

CONTEXTUALIZANDO

El 13 de julio de 2012, luego de una internación de tres días, Thiago Albornoz, de 2 años y 11 meses de edad, iba a ser dado de alta, pero repentinamente se descompuso y falleció. Minutos antes del fatal desenlace, incluso había estado jugando con su padre, Hugo, quien luego encabezó varias marchas, algunas de ellas multitudinarias, reclamando a la Justicia el esclarecimiento de las razones que llevaron a la pérdida de la vida de su hijo.

Durante el transcurrir de la Instrucción Penal Preparatoria (IPP) fueron imputadas de una supuesta mala praxis médica, la jefa de Pediatría, Marta Catterino; Tolosa y Flavia Podio, médica residente que participó de la atención de Thiago. Con el avance de la investigación, sólo Tolosa permaneció acusada de homicidio culposo, puesto que se comprobó que el día del hecho, Catterino estaba de licencia, y luego se desestimó la persecución a Podio, a pesar de la oposición del entonces representante legal de la familia, José Ostolaza, quien luego –a poco del debate- fue reemplazado por Soppelsa.

Mientras comenzaba la investigación, en su desesperación ante la falta de respuestas y el descreimiento, el padre de Thiago llegó a suponer que el informe de la autopsia al cadáver de su hijo había sido adulterada, pero se comprobó que se trataba de errores de tipeo, lo que luego fue subsanado.

Por otra parte, según el informe de la historia clínica que realizaron Aguirre y Moyano, a Thiago debió cambiársele la medicación y comenzar a tratarlo con un antibiótico más potente como la penicilina, en lugar de continuar aplicándole Cefalotina, ante el avance de la infección. Y este es el punto central del caso. A Tolosa, la familia la acusa de haber prestado una deficiente atención a Thiago, que el fatal desenlace se debió no sólo a una enfermedad, sino también a la pertenencia social del gurí, que conformaba la porción más sensible, ya que, asegura su abogado: “Esto no hubiera ocurrido si hubiese sido atendido con el cuidado que requería su condición de doble vulnerabilidad”.

Debido a su realidad económica, la familia de Thiago sigue atendiéndose en el Hospital Urquiza. Como casi la totalidad de sus vecinos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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