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Ucrania contraataca a Rusia e invade el territorio de Putin

Por primera vez desde que comenzó la guerra hace dos años y medio, el Ejército de Zelensky realiza avanza más allá de su frontera, obligando a una evacuación masiva.

 

Por GABRIEL MICHI (*)

Una nueva "Caja de Pandora" se abrió en la interminable guerra entre Rusia y Ucrania. Por primera vez desde que el Ejército ruso invadió territorio ucraniano (el 24 de febrero de 2022), las tropas de este último país se metieron y tomaron el control de una región del otro lado de la frontera. Si bien estos más de dos años y medio de combates, las fuerzas de Volodymyr Zelensky ya había realizado ataques con misiles sobre la región rusa de Kursk, no había ocurrido hasta ahora que sus tanques y soldados incursionaran en forma terrestre en tierras de Vladimir Putin. Eso ocurre apenas a 500 kilómetros de Moscú. La embestida es tan fuerte que el Kremlin ordenó la evacuación de más de 84.000 personas que debieron huir de la región tal como ocurrió con los ucranianos cuando las tropas rusas avanzaban sobre sus ciudades obligando a más de 10 millones a desplazarse y, de ellos, más de 7 millones que en ese momento abandonaron el país.
Ahora el número de rusos que debieron dejar atrás sus hogares es mucho menor, pero nadie sabe dónde puede terminar semejante situación. La ofensiva parece haber tomado al Kremlin por sorpresa y permitió a las fuerzas de Kiev penetrar unos 15 kilómetros en territorio ruso y tomar unos 500 kilómetros cuadrados. Sin embargo no se suministraron datos concretos de muertos y heridos totales en este nuevo capítulo de esta guerra de nunca acabar.
La incursión ucraniana en la región de Kursk comenzó el martes 6 de agosto con una avanzada masiva integrada por centenares de efectivos ucranianos apoyados por más de 20 tanques y carros blindados. Esta demostración de fuerza de Ucrania llega en un contexto en el que se siente más respaldada por Occidente que ha permitido el uso de sus misiles sobre territorio ruso. Pero también se da en un escenario en el que Zelensky no pudo reconquistar las áreas anexionadas y ahora fortificadas por Rusia en el Este y Sur de Ucrania (casi una quinta parte del país).
Frente a ese cuadro, parece dispuesto a golpear -vía terrestre y también con drones y misiles- las zonas de la frontera rusa menos protegidas y así abrir brechas en territorio enemigo que obliguen a Moscú a replegar tropas de otros puntos del frente y desguarnecer lo ya conquistado. Un alto asesor del presidente ucraniano dijo que el operativo en la región fronteriza hará que el Kremlin “empiece a darse cuenta de que la guerra se está arrastrando lentamente al interior del territorio ruso”. Myhailo Podolyak sugirió además que la ofensiva mejorará las posibilidades de Kiev en caso de negociaciones con Moscú.
Frente a ese escenario en Kursk, Rusia recurrió redistribuir el uso de fuerzas rusas de reclutas y militares que ya se encuentran en ese óblast pero en otras zonas, como también de otras cercanas que luchan en el norte del Járkov y a redespliegues laterales en todo el teatro de operaciones para defenderse de la incursión ucraniana.
Sin embargo, el efecto sorpresa de ese ataque invasor no se quedó allí sino que se fue incrementando en los días subsiguientes, por lo que Rusia puso en marcha -el sábado 10-lo que dio en llamar "régimen de operación terrorista" para intentar hacer frente a semejante panorama. Más allá de la toma de ese territorio, los militares ucranianos también realizaron una breve incursión ucraniana en el distrito de Belovski, ubicado en la misma región. Algo similar también se dio en la vecina Sudzha -por donde entraron Rusia-, lugar que aún mantienen bajo su control las tropas de Zelensky.
El gobernador de Kursk, Alexéi Smirnov, denunció -en su canal de Telegram-: "Ayer se registró la entrada de un grupo subversivo ucraniano en el territorio del distrito de Belovski, nuestros defensores lograron estabilizar la situación". También aseguró que actualmente en esa zona "no hay combates" y que las tropas rusas hacen "todo lo necesario para proteger a la población civil. Es importante no dejarse llevar por el pánico. Pero si quieren abandonar voluntariamente el distrito, lo pueden hacer", dijo Smirnov, quien llamó a los lugareños a contactar con autoridades locales o llamar a una línea telefónica especial para informarse sobre las posibilidades de evacuación.
Pese a ese llamado a no entrar en pánico, según datos oficiales, al menos 84.000 personas abandonaron desde el martes pasado las localidades próximas a la frontera con Ucrania en la región de Kursk. En Bélgorod, zona fronteriza, también se han detectado éxodos masivos por parte de la población por el temor a la intensificación de ataques ucranianos. Al menos trece personas resultaron heridas -dos graves- durante la noche del sábado en la ciudad de Kursk, producto de las caídas de fragmentos de un misil derribado sobre un edificio de viviendas. Rusia señaló que había derribado 14 drones y 4 misiles Tochka-U.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó en un comunicado el viernes que su ejército “sigue repeliendo el intento de invasión”, al que responde con ataques aéreos, artillería y tropas sobre el terreno. Afirmó que las Fuerzas Armadas ucranianas perdieron en el ataque más de 1.300 soldados y 102 vehículos blindados, entre ellos, 12 tanques. Pero esa afirmación no pudo ser verificada.
El Comité Nacional Antiterrorista de Rusia anunció una operación antiterrorista en las provincias de Belgorod, Briansk y Kursk en respuesta a la incursión ucraniana en esa última provincia. El jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB) y presidente del Comité Nacional Antiterrorista, Alexander Bortnikov, aclaró que esos operativos son en respuesta a "unidades de sabotaje y reconocimiento" que llevan a cabo "actos terroristas" en Rusia y "unidades de las fuerzas armadas ucranianas" que llevan a cabo un "ataque terrorista" en la provincia de Kursk. La operación antiterrorista permite a las autoridades rusas tomar una serie de medidas, incluida la suspensión o restricción de los servicios de comunicaciones, la vigilancia de los canales de telecomunicaciones, la confiscación de vehículos y la entrada en propiedades privadas, con el fin de frenar al enemigo. Algo que por ahora no ha ocurrido y que hasta parece complicado por la sorpresa que ha generado y por el desgaste que ambos Ejércitos vienen sufriendo a medida que se cronifica y se extiende el conflicto con el tiempo. En esta guerra de nunca acabar.
Al menos 84.000 ciudadanos rusos abandonaron la ciudad de Kursk por la invasión de tropas ucranianas.
 

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