José "Pepe" Nun era uno de los pensadores más lúcidos e interesantes de la Argentina, y siempre tuvo un fuerte compromiso con las causas de la libertad y la igualdad. Sus aportes teóricos fueron (son) muy valiosos, en libros a mi juicio imprescindibles como "La rebelión del coro: estudios sobre la racionalidad política y el sentido común", o "Democracia: ¿gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?".
Por A.S. de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Fue un abogado y politólogo argentino. Se desempeñó como secretario de Cultura de la Nación entre 2004 y 2009.(Ver más en José Nun).
Fue secretario de Cultura en el gobierno de Néstor Kirchner, donde se propuso "deselitizar" la acción política de ese organismo, con ideas tan sencillas como innovadoras: por ejemplo, que el Estado incluyera libros en las casas entregadas en los planes de vivienda, en especial en viviendas sociales. En muchos casos eran los primeros libros propios que esas personas tenían. Nun era un intelectual profundo y decente, de esos que hablan claro. Estuvo varios años en la secretaria de Cultura y se fue, ya en el gobierno siguiente, el de Cristina Fernández, cuando de un año a otro le mantuvieron idéntico presupuesto.
Con la inflación que hubo, razonó, eso significaba una reducción. Y su razonamiento fue que no podía quedarse como si nada si le reducían fondos a las políticas públicas de Cultura. Fue crítico, y a veces muy duro, de los gobiernos de los que formó parte, pero siempre marcó los aspectos positivos que la crítica no debía permitir que se perdieran.
Nun decía que a nuestra democracia le falta mucho, porque tenía una definición exigente de esa noción: no solo la separación de poderes, la absoluta libertad de prensa y los controles necesarios, sino también la participación y la deliberación libres y decisivas de las personas en los asuntos que son de interés de todos. A su manera, estaba hablando de la licencia social, ese temita con el que yo jodo tanto desde hace años.
No solo eso: una de sus últimas intervenciones públicas (hace apenas unos días) fue una columna explicando qué es y por qué es necesaria (y posible) una renta básica universal. Tuve la fortuna de verlo personalmente en un par de ocasiones, en seminarios o charlas que dictó, y además de todo lo anterior que reseñé, era una delicia escucharlo exponer. No solo por su claridad conceptual, también por la amabilidad y elegancia con que se expresaba. Gracias por todo, admirado Pepe.
Y hasta siempre.
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