En cada inicio de sesiones, la anterior Presidenta daba su particular visión del “país de las maravillas”, a lo largo de dos o tres horas. E invariablemente insultaba, cada año, a un enemigo distinto. No es ocioso recordar cuando en 2012 se la agarró con los docentes: “Trabajan cuatro horas, descansan tres meses”.
Por A.S.
El actual Presidente se tomó solo una hora, pero no le fue en zaga: habló de “Pobreza cero”, y en su primer año aumentó en un millón y medio la cantidad de compatriotas bajo la línea de la pobreza; puso como eje el problema narco, cuando en su abordaje del tema mantienen la principal herramienta del negocio narco, que es la ilegalidad (y ni siquiera aceptan discutirla); y habló de diálogo, tolerancia y de “unir a los argentinos”, cuando son capaces de idear una opereta de cuarta para atacar a los trabajadores de la educación (su “Game of trolls”) o de hacer creer que el problema de la delincuencia tiene algo que ver con la edad en la que un niño puede ser encarcelado.
La anterior Presidenta simulaba ser de izquierda mientras favorecía al capital concentrado y se enriquecía de una manera que no hay modo de justificar.
El actual Presidente, que desde antes de serlo no puede justificar su riqueza, simula que le importa la pobreza cuando todas las medidas económicas que ha tomado han sido para favorecer al capital concentrado.
El principal insulto de ambos, siempre, ha sido a la inteligencia de la ciudadanía. Y a uno y a otra, un montón de compatriotas (por razones que uno debe tratar de entender y hasta de respetar) les hicieron pensar que tienen razón en despreciar así a la sociedad. Pero nada es para siempre.
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