En Concepción del Uruguay, Victoria Montenegro presentó su libro “Hasta ser Victoria” donde cuenta cómo recuperó su identidad luego de haber sido robada durante la dictadura, y vivido 25 años sin conocer su origen. En diálogo con El Miércoles Digital reflexionó sobre la importancia de continuar con la búsqueda de los bebés apropiados y la necesidad de romper los pactos de silencio del pasado.
Por VALENTÍN BISOGNI, de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Fotos: V.B.
La nieta recuperada Victoria Montenegro dialogó con la prensa uruguayense previamente a la presentación de su libro “Hasta ser Victoria” (Marea Editorial) que se realizó este viernes 4 de diciembre desde la sala de sesiones del Concejo Deliberante y fue transmitida a través de Youtube.
Al comenzar la conferencia, Darío Barón, director de Derechos Humanos de Concepción del Uruguay destacó en relación al libro y la historia de Montenegro: “A nosotros nos ha conmovido especialmente porque en estos años de democracia hemos ido escuchado distintas miradas, distintas versiones, construcciones de distintas subjetividades y el relato de Victoria es un relato que asume las contradicciones, que asume las diferencias, que y nos pone a nosotros los militantes o al ciudadano común frente a una situación que no la teníamos permitida. Era el tema de que ella pueda decirle papá a su apropiador o tener esta contradicción de querer a quien fue su apropiador”.
“Ese discurso que tiene todos estos recorridos de encuentros, de desencuentros, de dolor, de desamor, lo que nos muestra es que no es la negación, no es el odio el camino, si no que el camino es el encuentro, el amor y como decimos nosotros ‘el amor vence al odio’. Es un transitar continuo, no es que terminó, de ir construyendo estas nuevas subjetividades que se presentan y que tienen que ver con esto reconocerse en el lugar en el que estamos y el lugar donde también estuvimos, aunque no haya sido nuestra voluntad”, agregó Barón.
EL LIBRO
Victoria Montenegro Torres es una de las 130 niñas y niños que pudo recuperar su identidad y que forma parte de los 500 bebes robados por la dictadura, hoy adultos, que en su mayoría continúa sin conocer su identidad. En 1976, un grupo de tareas comandado por el coronel Herman Antonio Tetzlaff irrumpió en su casa, en William Morris, provincia de Buenos Aires, y la secuestró, con apenas trece días de vida, junto a sus padres Roque Orlando Montenegro e Hilda Ramona Torres, cuenta la reseña del libro “Hasta ser Victoria”.
Junto a sus padres pasó a integrar la triste lista de desaparecidos del país. Tetzlaff se apropió de esa bebé morocha de rasgos salteños y la educó según la ideología que sostenía al Terrorismo de Estado como una forma de vida. Así, Victoria pasó a vivir escondida tras la identidad de María Sol, custodiada por el victimario de sus padres.
Victoria logró recuperar su identidad y reencontrarse con su familia en 2001 gracias al largo camino que emprendió Abuelas de Plaza de Mayo en los años 80. Ella se convirtió en una militante por los derechos humanos y es actualmente legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el Frente de Todos.
“Fue una propuesta de una amiga, también hija de desaparecidos y escritora, Raquel Robles, que me planteaba que sería importante poder volcar el testimonio en un libro. No se pudo en ese momento. Después, hace unos años en mi carácter de diputada acompañé a jóvenes a hacer una visita a la Casa de Ana Frank y realmente fue muy impactante ver lo que significa el testimonio escrito. Pero sí hubo un momento que fue el desencadenante que es el nacimiento de mi primer nieto Noah. Una vez que nace mi nieto entendí que esa historia que había compartido mil veces en charlas, era necesaria poder volcarla en un libro”, explicó Montenegro a los periodistas uruguayenses.
“Es un testimonio de una historia, de centenares de historias que algunos podemos contarlas y el objetivo del libro es poder llegarles a aquellos nietos que todavía no pueden contar su historia porque no la conocen. Y el libro marca todas esas contradicciones de tener que vivir en una sola vida con dos historias totalmente diferentes”.
SILENCIOS
Consultada por El Miércoles Digital sobre cómo a lo largo de los años en los juicios por delitos de lesa humanidad no se ha logrado en la mayoría de los casos romper con el pacto de silencio de los represores para que hablen respecto a la identidad de los niños y niñas apropiados e indiquen el destino de los desaparecidos, Montenegro reflexionó y contó su experiencia personal en la búsqueda de información:
“Siempre lo esperamos, es algo que todo el tiempo estamos esperando, porque hay una cuestión de humanidad. Se van, fallecen, sin decir donde están los restos de nuestros padres, y a dónde están esos bebes. Hay algo que es increíble que no es solo el pacto de silencio en los responsables de los delitos de lesa humanidad y de la apropiación, si no en el entorno. Todos nosotros fuimos bebés que llegamos a casas de mujeres que nunca estuvieron embarazadas. Entonces hay un entorno alrededor de esos bebes que continúa con ese pacto de silencio, por eso es tan importante permanentemente seguir marcando la necesidad como sociedad de recuperar esa parte de nuestra historia”.
Victoria remarcó: “Lo que lamentablemente vemos en cada uno de los juicios es que no dicen la verdad, es que siguen negando que fueron los responsables de todo esto. Y nuestra responsabilidad en el legado de las Madres y las Abuelas es seguir luchando para que haya justicia… Memoria, Verdad y Justicia. Lo dicen muy claro siempre Estela (de Carlotto), Taty (Almeida), no es venganza, es justicia, es que se sienten frente a los jueces y digan que es lo que hicieron durante aquellos años, que pasó con nuestros seres queridos, y digan dónde están esos bebés, que hoy son hombre y mujeres”.
“Algo que uno plantea todo el tiempo es que no son sólo los centenares de bebés que hoy son hombre y mujeres viviendo con una identidad impuesta por el terrorismo de Estado. Nosotros, la mayoría de los nietos, ya somos madres y padres, y en mi caso, y de algunos nietos que fuimos padres muy jóvenes, ya somos abuelos. Entonces estamos hablando de una generación desaparecida que es la de nuestros padres, nuestra generación con parte de nuestros hermanos desaparecidos con vida, y esos hijos y nietos que están naciendo con una identidad que fue impuesta por el terrorismo de Estado y esa es una deuda, una herida, que tenemos que reparar entre todos”, instó la nieta recuperada.
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