Declararon cinco policías. Sólo uno, ante la insistencia de los abogados, reconoció quien manipulaba la manguera de la hidrolavadora con la que humillaron a Jorge López. Esas actitudes provocaron que tanto la Fiscalía como la Defensa adelantaran que en sus alegatos finales tendrán en cuenta “esos silencios” de los testigos.
Por JORGE RUBÉN DÍAZ
La de este lunes fue la única jornada de declaraciones de esta semana en el marco de las audiencias orales y públicas del juicio contra los diez policías de la provincia de Entre Ríos, acusados de cometer delitos de vejámenes, falsedad ideológica e incumplimientos de los deberes de funcionario público, como de torturas, contra el ciudadano uruguayense Jorge López.
Lo que sigue son los testimonios de éstos sobre los hechos ocurridos el 25 de mayo de 2015.
El sargento Silvio Javier Aquino declaró menos de 20 minutos. Estaba de guardia en la Comisaria Tercera, como chofer. Fueron avisados de disturbios en la zona de jurisdicción de la Comisaría Segunda y fueron solicitados en condición de apoyo. Hacia allí acudió junto a sus compañeros Gabriel José Antonio Arias, Tosso y Pablo Sebastián Benítez.
En su móvil trasladaron a Oscar Aníbal López hacia la Jefatura. Recordó que Tosso lo conocía a López “porque iban hablando”. “Él decía ‘vos me conocés’, nunca nos faltó el respeto. No nos dijo nada de sufrir una lesión”, contó. Además de explicar cuáles son las funciones de un chofer, indicó que su móvil no sufrió ninguna rotura y que ese día su principal preocupación era llegar a la Jefatura “porque se estaban quedando sin combustible”. Aclaró que al comisario Eloy Rafael Fernández no lo vio en la Jefatura ese día.
Delerze: “En ese momento me dieron la orden y terminé cumplimentándola. Lo vi como algo humanitario. Fue lavado con la presión del agua, no recuerdo haber escuchado prendido el motor, no recuerdo dolor, ni gritos, si hubiese habido presión debería haber lesiones. Lo vi como un acto de pulcritud por las condiciones del detenido”.
El primero que recibió fuertes embates en las preguntas por parte de la Defensa de los imputados fue Miguel Ángel Gamarra, quien es cocinero en la Jefatura Departamental. Señaló que ese día por ser 25 de Mayo estaba destinado al servicio de los chocolates y facturas. “Salí para ir al baño. Sabía por comentarios que había un detenido se había hecho encima. Estaba parado todo mojado en la zona del lavadero. Cuando lo iban a llevar al furgón ofrecí una bolsa de consorcio para que no moje, la abrí y se la di a un funcionario. Era de color rosada”. Le mostraron el video de la escena de la hidrolavadora. Allí le hicieron preguntas sobre las personas uniformadas que estaban en el lugar. Dijo que no conocía los nombres, ante la insistencia de uno de los abogados defensores, cuando le repreguntó si conocía al oficial Walter Nicolás Delerze, se enojó y subió el tono de su voz: “¡Ya le dije que no lo conozco! ¡No sé quién es! ¿Qué quiere? ¿Que mienta?”, respondió, a lo que intervino el Presidente del Tribunal: “Le recuerdo que callar la verdad es falso testimonio”.
Peor fue el caso del sargento primero Federico Damián Arbelo, quien participó del traslado de los detenidos desde la Jefatura a la Alcaidía. Él estaba en el furgón de traslado y recordó que en ese operativo estaban Delerze, Del Valle, Montenegro y no estaba seguro si Duarte también. Después también reconoció al suboficial Ocampo. Su declaración no convenció a ninguna de las dos partes que por única vez desde que se inició el juicio acordaron y adelantaron que en sus alegatos expresarán que advirtieron que el testigo “calló cosas que debería saberlas”.
¿Qué motivó el enojo de la Fiscalía como de la Defensa?: Que pese a que le pasaron varias veces las imágenes de los videos de la hidrolavadora no reconociera a las personas que estaban en el lugar donde él mismo estaba. Ante las reiteradas consultas de los letrados -e incluso lo hicieron acercarse casi encima del monitor- visualizó y reconoció al suboficial Del Valle como quien manipula la manguera de la hidrolavadora. Por último, aseguró desconocer que existiese una disposición para “ponerse guantes en caso de trasladar detenidos”.
“LO VI COMO ALGO HUMANITARIO”
El oficial Walter Nicolás Delerze declaró durante 51 minutos. Señaló que ese día estaba en la Jefatura Departamental y lo vio al sargento Asín que tenía un corte en el cuero cabelludo. “Después vi tres masculinos detenidos y cuando volví del acto (del 25 de Mayo) estaban sentados en el patio interno, custodiados por Ocampo y Benítez”, apuntó.
Aseguró que recibió la orden del comisario Eloy Fernández de trasladar a los detenidos a la Comisaría Primera pero que se opuso porque primero tenía que trasladar al personal que participó de los actos a los destacamentos, aunque tras la insistencia tuvo que cumplirla “por cuestiones de jerarquía”. Y después amplió: “No era mi detenido. López estaba golpeado y no sé si escuché o vi que estaba defecado. Palabras más, palabras menos, me dijeron que lo higienizara. Lo hicieron en el puesto 3 donde hay una manguera”. Remarcó que el jefe de Operaciones fue quien le dio esa orden. Reconoció que Arbelo, Del Valle, Duarte y Montenegro “estaban al momento del traslado, pero no recuerdo con exactitud quien manipula manguera, y si había oficiales superiores en el puesto 3”.
Cuando lo indagaron si consideraba bien lavar a una persona con la hidrolavadora o una manguera, dijo que: “Nunca tuve un caso similar, no lo considero lo más legal a la distancia”. “Hubo como una obediencia debida”, opinó el abogado Ostolaza. “No, es algo que no existe”, retrucó, sin embargo, el testigo, y agregó: “En ese momento me dieron la orden y terminé cumplimentándola. Lo vi como algo humanitario. Fue lavado con la presión del agua, no recuerdo haber escuchado prendido el motor, no recuerdo dolor, ni gritos, si hubiese habido presión debería haber lesiones. Lo vi como un acto de pulcritud por las condiciones del detenido”.
Después le mostraron una serie de videos donde aparece el comisario Marcos Antoniow, a quien reconoce en diferentes partes de la Jefatura, tanto en el patio interno como en el interior de la Jefatura a las 9.38 de la mañana.
Cuando le preguntaron si estaba al tanto de las denuncias de López por lo sucedido con la hidrolavadora dijo: “Todo lo que sé es a través de las noticias”. Esa respuesta motivó que Ostolaza adelantara que en su alegato “hará las observaciones correspondientes ante las reservas y las omisiones del funcionario”.
Quien cerró la ronda de declaraciones fue la cabo primero Laura Gisela Bonatto, quien trabaja en la parte de logística de la Jefatura. En su declaración de tan sólo diez minutos dijo que vio al sargento Asín y a José Povorosnik que llegaron a pedirles insumos para curarse de unas heridas. “Tenían sangre”, comentó. Declaró que cuando se iba vio “en el patio interno a uno de los detenidos” y que “estaba mojado”, en referencia a Jorge López. Recordó que allí estaban el oficial Delerze y el suboficial Arbelo.
A esta audiencia estaban convocados a declarar Suffo (otro cocinero de la Departamental), y el suboficial Montenegro, pero la Fiscalía desistió de sus testimonios. Además, el fiscal Fernando Lombardi adelantó que incorporará las declaraciones escritas de las siguientes personas: doctor Jorge Benítez; los agentes Martín Suárez y Germán Murador; la cabo Evangelina Peter; el suboficial Luis Vila, la bioquímica Laura Schaller, la oficial Verónica Preiss, el ingeniero Héctor Hoeto. También desistirá de los testigos Francisco Eckart por temas de salud; del doctor Federico Francia; del vecino Guillermo Almirón -quien no está disponible- y de Héctor Tomás Maher.
Las audiencias se retomarán el 3 y 4 de mayo a partir de las 9 de la mañana en la causa caratulada como “Borges, Francisco Celestino y otros s/ torturas, incumplimientos de los deberes de funcionario público y falsedad ideológica”, Legajo Nº 2083/15.
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