Con jornadas de doble turno este lunes a la mañana empezó -nuevamente- el juicio oral y público contra nueve policías entrerrianos y un médico de la fuerza acusados de cometer, el 25 de mayo de 2015, delitos de vejámenes, falsedad ideológica e incumplimientos de los deberes de funcionario público, como de torturas, contra el ciudadano uruguayense Jorge López. (Ver nota).
Informe: JORGE RUBÉN DÍAZ de EL MIÉRCOLES DIGITAL
Colaboración: M.B y M.R
El nuevo Tribunal, compuesto por los vocales Gervasio Labriola, Alejandro Grippo -ambos de Paraná- y Gustavo Díaz (juez de Garantías de Concepción del Uruguay, quien reemplazó a Martín Carbonell que fue designado en el Superior Tribunal de Justicia) puso en marcha el juicio contra los efectivos policiales. De aquí en más y durante esta semana, al menos, se realizarán jornadas maratónicas de testimonios orales y públicos de los casi 80 testigos citados tanto por la Defensa como del Ministerio Público Fiscal y la querella.
En principio, fue el coordinador de Fiscales, Fernando Lombardi, quien dio inicio a los alegatos exponenciales por los cuales entiende están imputados los policías. Los enumeró y detalló. Durante media hora relató lo que pasó el 25 de mayo de 2015, que culminó con la “detención ilegal” de Jorge y Oscar López, y de Enzo Fabián Sánchez; el accionar de los efectivos durante el allanamiento y el tratamiento que sufrieron los detenidos en la Jefatura Departamental y luego en la Comisaría Primera, constituyéndose en el delito de vejámenes, detallando las consecuencias físicas y psíquicas que sufrieron.
En tanto, el abogado querellante de la familia López, Adrián Cabrera, si bien coincide con los planteos del fiscal, considera que la causa debe encuadrarse dentro de la figura legal de “torturas”.
APUNTEN CONTRA RÍOS
Por su parte, las defensas coinciden en hacer fuertes críticas al proceso de investigación de la causa y apuntan sus dardos contra la actual jueza de Garantías, Melisa Ríos, ex fiscal que tuvo a cargo de la Instrucción Penal Preparatoria (IPP). El letrado Luis María Haddad no dudó en calificar de “deficitaria” a esa primera etapa investigativa y la culpó de “no traer a los efectivos policiales que llevaron a cabo la obra de mano actuante”.
En el mismo sentido, José Ostolaza se sumó al planteo de su colega y agregó: “No se encuentran imputados quienes realizaron el vejamen (contra López) ni quien manejó la hidrolavadora. Incluso se los llama como testigos, por lo que vienen a declarar tratando de mejorar su situación. Llama la atención la selección de material probatorio como las personas que participan del mismo”. Y no dudó en señalar que “hubo un atentado y resistencia contra la autoridad” de parte de Jorge López, por lo que justificó el ingreso de los policías a la vivienda de su hermano. Sobre el médico Jorge Valdez sólo señaló: “Poseía poca experiencia ya que tenía sólo cuatro o cinco meses en la fuerza. Actuó a reglamento”.
También Rubén Pagliotto tuvo sus párrafos para Ríos: “Es una causa mal investigada, quitó objetividad, por lo que el Ministerio Público Fiscal se hizo cargo de un discurso falaz”.
Damián Pettinatti solicitó que la Justicia notifique al testigo Federico Agrelo, quien actualmente reside en Río Negro, pero a quien no pudieron ubicar. Consideran importante su declaración “aunque sea mediante video-conferencia”, reclamó. El Tribunal desestimó su pedido para incorporar a las pruebas una serie de copias de capturas de imágenes del Facebook personal de Jorge López que datan del año 2014 “donde refleja aversión a la actuación policial e incluso hacia algunos de nuestros defendidos”, sostuvo Pettinatti. Sin embargo, su pedido no encontró eco en el nuevo Tribunal, aunque luego pudo exponerlas cuando lo indagó en su declaración.
LA DECLARACIÓN DE JORGE VALDEZ
El primero en declarar fue el entonces médico policial, Jorge Valdéz. Explicó que esa mañana fue a la Comisaría de la Minoridad donde atendió a dos mujeres menores y las 9.45 revisó a Jorge López. “Lo vi en la sala de sanidad de la Jefatura Departamental con lesiones en su rostro, heridas cortantes sin sangrado activo, con hematomas en todo el cuerpo. Él estaba lúcido”, relató. Allí también atendió a los efectivos policiales heridos. Según dijo, a las 18 lo llamaron de la Comisaría Primera, adonde estaba López. “Me preguntaron si él podía ingerir un medicamento porque lo iban a operar. Hablé con él en el calabozo de manera normal”, contó.
Dos horas después fue requerido por la Guardia del Hospital Urquiza -luego de que lo trasladaran a López hacía allí-, donde en acuerdo con el médico de turno, Rafael Vales, ordenaron hacerle todos los estudios pertinentes porque López había dicho que orinaba sangre, incluso que su colega le comentó: “Pero a este hombre le pegaron en la Policía”.
Frente al Tribunal, Valdez dijo que los estudios tuvieron “resultados normales” y que al otro día de los hechos, a menos de 24 horas de estar internado, le dieron el alta, “por lo que se descarta que hubiese riesgos en su salud”, sintetizó, minimizando las consecuencias de la golpiza.
No obstante, estuvo durante más de una hora explicando con definiciones didácticas las consecuencias de los golpes en las diferentes partes del cuerpo. Además, tuvo tiempo para detallar la forma que ingresó a la Policía de Entre Ríos: “Me llamó el entonces jefe de la Departamental para ofrecerme el cargo como oficial. Jamás recibí ninguna instrucción al respecto pero nunca hubo nombramiento en ese sentido, siempre fui agente”, dejando en evidencia en la forma en que se manejan los cargos en la fuerza pública entrerriana. También confesó que había pedido la baja por problemas psíquicos, ya que lo obligaban hacer trabajos para lo cual no estaba preparado, como suplantar al médico forense, constatar asesinatos, femicidios y violaciones.
El turno mañana de las declaraciones fue completado por los sargentos primero Humberto Hortmann y Sergio Blanc.
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